01/05/2024
12:26 AM

Comayagua, 1821

  • 27 septiembre 2023 /

    El Acta de Independencia de Centro América, que redactara don José Cecilio del Valle en la capital de la ya extinta Capitanía General de Guatemala, el 15 de septiembre de 1821, no tuvo una repercusión inmediata en el resto de las provincias de la nueva república. En primer lugar, las comunicaciones entre los distintos territorios que la conformaban eran deficientes y, por lo mismo, las noticias tomaban tiempo en llegar de una población a otra. De ahí que hayan pasado 13 días desde que la proclamación de la emancipación política se diera y la noticia llegara a la entonces capital del Estado de Honduras.

    Hubo celebración en Comayagua; música de marimba y estallido de fuegos artificiales, luego de la convocatoria a la plaza pública, en donde se dio lectura al documento que daba fe del hecho acaecido días atrás y con el que se dio nacimiento a la república federal. Un día como hoy, pues, 28 de septiembre, los hondureños fuimos oficialmente informados que la dependencia de la Corona Española, que estrenábamos soberanía y que el destino y el futuro nos pertenecían.

    A doscientos dos años de este hecho histórico, esta conmemoración debe no solo ser motivo de celebración sino, sobre todo, ocasión para llamar a la reflexión.

    Como Valle planteó alguna vez, la nueva nación enfrentaría retos imponentes, relacionados con las ya señaladas deficientes comunicaciones, el difícil intercambio comercial interno y con el resto del mundo, un sistema educativo precario y otro de salud en semejantes condiciones.

    Salvando las diferencias de tiempo y sin forzar comparaciones, en días como hoy habría que pensar en cuáles son las tareas que hemos dejado de cumplir los hondureños para que los temores de Valle continúen teniendo fundamento. Del 15 de septiembre y del 28 del mismo mes de 1821, hasta este 2023, cuánto hemos avanzado para demostrar que somos capaces de auto gobernarnos y cuánto empeño hemos puesto para hacernos merecedores de un mejor y más promisorio futuro.

    Nuestros padres y abuelos tuvieron las oportunidades, no siempre bien aprovechadas, para avanzar en ese sentido; pero ahora el testigo está en nuestras manos y es a la actual generación, a nosotros, a la que le toca mirar hacia el frente y asumir los múltiples desafíos con gallardía y entereza.

    Llegarán otros muchos días como este, otros 28 de septiembre, en los que no bastará mirar hacia el pasado sino, y sobre todo, imaginar y luchar por un mejor futuro.