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Así quién no

  • 18 enero 2022 /

    De extremo a extremo, como quien dice, la evidencia de que algo, habrá que decir mucho, “huele a podrido en Dinamarca”, Honduras. Una de las expresiones más famosas de William Shakespeare de su producción dramática. Que se completa y explica con aquella otra del clásico español Francisco de Quevedo cuyo original ha experimentado el paso del tiempo al quedar en “Juan Palomo yo me guiso, yo me lo como”.

    Las últimas decisiones del gobierno saliente, así como las continuas protestas en el sector salud, son un fiel reflejo del lenguaje clásico, de tal manera que llegamos a la expresión atribuida al rey Salomón: “Nada nuevo bajo el sol”. El gran malestar, concentrado en protestas extendidas ya a nivel nacional es la otra cara de la moneda, funcionarios que irán a casa, sin espera, bien forrados con supuestas prestaciones, derechos laborales muy injustamente acreditados y en la raya, demasiado fina, de la legalidad.

    Hasta 500 millones de lempiras habrá que extraer de las arcas del Estado para consolación, aunque es “una improcedencia legal, no razonable ni lógica”. Ojalá haya quien después remueva el asunto y enfrente con determinación los quejidos de quienes proclamen o lo hagan proclamar como persecución política.

    Otro toquecito, también a la chita callando es el aumento a los diputados suplentes con maquillaje que a nadie convence: asistir a sesiones e integrarse a una comisión. Lo de la voz y el voto queda en el aire, pues para la labor que hace el Poder Legislativo sobran votos y voces como ya hace años se dijo y últimamente también ha sido el asunto a la palestra con la necesidad de reducir el número de parlamentarios a un poco más de cincuenta.

    El “yo me lo guiso, yo me lo como” funcionó y en vez de disminuir el número de miembros de la Cámara y reducir su pesada carga, aumenta como si las finanzas del país navegasen en bonanza y estuviesen bien apuntalados educación, salud, seguridad y empleo. Casi, casi, que de momento solo podemos escribir “dejen algo”.

    La atención en salud, tan necesaria en estos días pandémicos, se ha ido debilitando de manera que ha llegado a “cuidado intensivo” con asambleas informativas a nivel nacional no solo por el incumplimiento del decreto ejecutivo con promesa de contratación permanente al personal de primera línea, sino por el atraso en el pago del salario. Del otro lado, ni pestañear: saldrán con recursos para poder ir al mercado y otros se incorporarán con el anuncio anticipado de un sustancial aumento. Y así quién no.