25/04/2024
08:22 AM

Lo que viene...

    Las denuncias son numerosas, su atención es como “quien oye llover” y solo la advertencia, amenaza, pueden detener la tala de nuestros bosques, la destrucción de las fuentes de oxígeno por medio de la defensa y ampliación de la riqueza forestal. Desde la Unión Europea ya llegó el aviso en una decisión histórica en la que se cuestionará y hasta se prohibirá la comercialización de mercancías originadas en la devastación forestal.

    El acuerdo provisional del Consejo y el Parlamento del Viejo Continente identifica plenamente los productos que para llegar al mercado europeo deben acreditar que ninguno de ellos ha provocado deforestación. Estos son las mercancías que deben llevar el papel de “buenas”: aceite de palma, ganado, soja, café, cacao, madera y cauchos y otros derivados como carne de res, muebles o chocolate.

    Es cierto que son precisamente los países más contaminadores, como China, Estados Unidos y otras fuertes economías, los que imponen condiciones, pero los europeos contribuyen mediante programas y financiamiento a garantizar las fuentes de oxígeno mediante la defensa de las masas forestales, declaradas patrimonio o reservas.

    En nuestro país las zonas protegidas y las reservas forestales sufren una presión constante por depredadores que hallan en la pasividad de los funcionarios el visto bueno implícito con colaterales claramente conocidos, para invadir y apropiarse hasta legalmente de tierras y dedicarlas a la ganadería expansiva, a cultivos para la exportación y a la extracción de madera de manera que hasta se abren carreteras aprovechadas para la explotación de las áreas supuestamente protegidas.

    Cuando las nuevas normas aprobadas cobren vigencia las empresas exportadoras al mercado de la UE deben desarrollar una “estricta diligencia” para detectar aquellos productos considerados clave en la deforestación y degradación forestal. La exigencia de “inocencia” en destrucción del bosque e identificación de área geográfica de procedencia marcarán un nuevo paso para enfrentar, aunque sea mínimamente, secuelas del cambio climático hechas presentes en huracanes, tormentas tropicales y cada vez más fuertes sequías con ampliación de áreas en vías de desertización.

    Más vale prevenir o siguiendo otro sabio consejo popular “poner las barbas en remojo” porque bien sabemos las múltiples denuncias y el sacrificio, incluso de la vida, de personas que defendieron y siguen defendiendo con su legado la riqueza de nuestros bosques y la abundante biodiversidad que en ellos se desarrolla y se podría multiplicar si el mayor depredador, el ser humano, no destruyese esos santuarios, hogar de la vida en su mejor y natural ambiente. Acreditación de “buen origen” será documento obligatorio para entrar próximamente en el mercado europeo. La prevención no es una de nuestras virtudes, aunque después nos lamentemos.