Si en la columna editorial de ayer señalábamos las pérdidas técnicas y por hurto en la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, un complemento que no será el único –pues habrá que echar el ojo a la mora en la administración pública– lo proporcionó la nota periodística de LA PRENSA. He aquí el titular: 386,000 morosos de la Enee están en Central de Riesgo.
Desarrollemos un intrincado ejercicio mental e introduzcámonos en el laberinto de la imaginación para preguntarnos cuántos de esos miles de abonados consumirán energía sin pagar y a cuántos se les cerrarán las puertas de los créditos al ser catalogados “oficialmente” morosos. Es casi una cuarta parte de los abonados, lo cual representa un atraco continuado a la empresa y a quienes pagan puntualmente el no siempre buen servicio que reciben.
En tiempos cercanos el desplazamiento de empleados de la Enee con la lista de cortes era habitual y efectiva, aunque la discriminación era presentada como tarjeta de categoría, es decir, también los de la Enee picaban a los de pies descalzos. Los grandes deudores, los morosos, morosos, con padrinos o compadres hacían gala de ser intocables.
La empresa eléctrica con déficit permanente utiliza, ojalá con aplicación general, indiscriminada, la Central de Riesgo, como coacción para la disminución de la mora, y la amnistía para favorecer la puesta al día en el pago, puesto que se anulan las multas, los intereses y los recargos moratorios. Aún así, las pérdidas por impago son altas y de difícil recuperación, pues la mayoría morosa supera los tres meses.
En la estrategia empleada por la Enee puede que se cumpla el dicho: “Son todos los que están, pero no están todos los que son” y aquí es donde se debe hacer énfasis por la empresa y por los honrados y puntuales pagadores, puesto que estos últimos están financiando el servicio a los que no pagan.
Para un endémico problema se ha innovado una solución que en el corto tiempo habrá de ser evaluada, no sea que eso del daño en el historial crediticio no sea, para la mayoría, más que un asusta niños, como el coco, la bruja o el chupacabras. La recuperación en la Enee, como el saneamiento policial, debe ir de arriba para abajo, comenzando por “casa”, pues en el presupuesto se asignan, del dinero de los contribuyentes, las partidas para el pago de los servicios públicos. Habrá que enlistar en la Central, para que sirva de ejemplo, a los funcionarios que utilizan la partida de la Enee en viáticos o gastos de representación. “Son todos los que están; pero no están todos los que son”.