28/09/2023
11:58 AM

La valentía de los migrantes

La valentía de los migrantes

Los migrantes, a menudo reducidos a simples estadísticas, enfrentan múltiples peligros para lograr una vida mejor atravesando mares, desiertos y selvas, una valentía que certifican los fotoperiodistas de Medio Oriente a Europa, pasando por América Latina.

“La migración es la última opción (...) pero se necesita mucho valor porque todos saben que están arriesgando su vida”, asegura el fotoperiodista Federico Ríos Escobar, con motivo de la 35ª edición del festival “Visa pour l’image” en Perpiñán (sur de Francia).

Este fotógrafo colombiano de 43 años expone en este festival un reportaje sobre la travesía de la intrincada selva del Darién, entre Colombia y Panamá.

“En 2023, han cruzado por lo menos 97 nacionalidades diferentes en la selva del Darién: de América del Sur, de África, del Medio Oriente y de Asia”, asegura Ríos Escobar, que recibirá el premio Visa de Oro Humanitaria del Comité Internacional de la Cruz Roja.

The New York Times publicó sus fotos de exiliados exhaustos de caminar por el barro que acaba cubriéndolos o enfrentándose a torrentes de agua que solo pueden cruzar enlazando sus brazos y manos.

Tras varios reportajes a partir de 2016 sobre los venezolanos que huían de su país, el fotoperiodista observa cómo un creciente número de migrantes atraviesa el Tapón del Darién para intentar llegar a Estados Unidos a través de Centroamérica.

Ante el refuerzo de los controles, cruzar este infierno verde es para algunos su única salida: diez días por un costo de 300 a 400 dólares por persona, “lo que es mucho dinero para ellos”, explica. Algunos se dejan la vida, como plasma en una de sus fotografías.

Federico Ríos Escobar viajó a la zona en 2021 y volvió un año después. Allí encontró a una mujer y a su hija de siete años.

“Se perdieron tres días, antes de volver a encontrarse (...) Es común encontrar niños separados de sus familias en este territorio hostil. Si te paras para orinar, para descansar, luego no encuentras más el camino, no encuentras las personas con quienes ibas”, describe. Otra imagen muestra a un hombre llorando de extenuación.

“No estaba comiendo nada, las pocas provisiones que llevaba se las daba a sus hijas, hasta que un día, quedó en una roca, tumbado porque ya no tenía fuerzas para seguir caminando”.

Los riesgos son enormes, “pero es más grande la esperanza, el sueño de tener una vida dentro de los parámetros normales”.