Han vuelto a resonar los aplausos para el pionero de la fecundación “in vitro” en Honduras, el doctor Eduardo Bueso, quien con la humildad que caracteriza a los grandes hombres, ha recibido muchos reconocimientos en el ámbito nacional e internacional por su labor científica.
Su última proeza de esta índole fue haber traído al mundo a la primera bebé “in vitro” asistida con inteligencia artificial. Este es un avance sustancioso porque la inteligencia artificial ya no es el futuro, sino el presente en el campo de la medicina reproductiva.
El médico ginecólogo dio muestras de su vocación desde que iba a pasar vacaciones escolares al laboratorio clínico del hospital Leonardo Martínez que dirigía su padre, Abraham Bueso Arias, quien lo hacía trabajar como si fuese conserje.
Llegó a conocer muy bien el hospital mientras barría y trapeaba o lavaba botes en el laboratorio. Me contó que años después, cuando estudiaba medicina, era feliz en la sala de pediatría o de ginecología y obstetricia. Como los doctores eran amigos de su padre le daban la oportunidad de practicar.
Así fue que, estando en segundo año de su carrera, asistió al primer parto. Al comienzo de su internado, allá por 1985, enfrentó una situación que puso a prueba su sensibilidad humana. Resulta que en la sala de obstetricia del viejo hospital le tocó atender el primer alumbramiento como profesional.
Sacó al niño sin complicaciones, le cortó el cordón umbilical, lo bañó y cuando preguntó a una enfermera dónde estaba la ropita para envolverlo, le contestó: aquí no hay ropita, allí está el papel. Más que asombrado se mostró indignado al ver el rollo de papel de empaque que le señalaba su asistente. Pensó que eso no podía estar pasando en su país.
Al día siguiente se reunió con los otros internos para denunciar el caso que para ellos era intolerable. Luego organizaron un movimiento por la dignidad de los recién nacidos y lograron que el entonces presidente de Honduras, Roberto Suazo Córdova, subiera el presupuesto asignado a Salud, de 125 millones a 250 millones de lempiras.El doctor Bueso no se jacta de haber dado vida a unas 500 criaturas, de parejas que no podían concebir. Aduce que “Dios lo hace todo, lo único que hago es ayudarle”.
