06/12/2025
04:22 AM

¡Trinidad moderna!

Alejandro Espinoza

“Lo hice a mi manera” “El más grande amor de todos es aprender a amarte a ti mismo”: Frank Sinatra y Whitney Houston.

En la sociedad moderna vemos reflejada la forma práctica de la satisfacción con el ego mismo, las acciones propias, autoestima y autoconfianza es la soberbia, vanidad y arrogancia considerada como la madre de todos los vicios, esa siempre ciega y lleva a las personas a ver otra realidad. El término orgullo llegó al español a través del francés orgueil y este del franco urguoli, que se traduce como “insigne” o “excelente”, al inicio estaba asociado a lo que resalta por encima de todos.

Ahora la soberbia se puede definir como el deseo de resaltar siempre sobre los demás, una forma de vanidad o ego inflado, de allí lo podemos nombrar la trinidad moderna el yo, yo, yo.

La soberbia es inflexible en su actuar diario de superioridad, pero a su vez puede generar un sentimiento feliz de haber hecho una tarea bien realizada; las personas de la trinidad moderna no suelen pedir disculpas, casi nunca admiten sus faltas porque ellos lo perciben como fracaso o una humillación; se identifican porque son amenazados por los logros de otras personas, les agrada tener siempre la última palabra y les cuesta pedir ayuda, hablan solo de sus logros, controlan todo y hacen que todo gire en sus propios intereses.

Cada persona debe tener amor propio y dignidad expresando su benignidad a los demás. El ser orgulloso no solo afecta relaciones; sino que asegura su fracaso, él puede creer que está en la cima del mundo, pero al final se ve el reflejo en su propia vida y familia.

“El orgullo lleva a conflictos; los que siguen el consejo son sabios” Proverbios 13:10 NTV. El orgullo negativo está presente en el ser humano desde siempre, muchos más que los intereses, es el orgullo quien nos divide.