Tres obras son fundamentales para impulsar el desarrollo y la seguridad de las zonas más pobladas del país. La primera: la construcción de los muros de contención del Ulúa en el valle de Sula. Debido a que los vecinos de la zona en donde se levantará la represa El Tablón se oponen insensatamente a su constitución, hay otras alternativas para darles seguridad en contra de las inundaciones a los habitantes y sus propiedades del valle de Sula. Con el lago vendrían múltiples ventajas: más lluvias, incremento de la pesca, agua para regadío, agua potable, energía eléctrica, más trabajo, aumento del turismo, pero a los santabarbarenses no les importa la vida de los del valle de Sula, en riesgo con cada inundación del Ulúa. Así se opusieron algunos intibucanos a hacer una represa con El Salvador. La represa se hizo con las mismas aguas en territorio salvadoreño y los vecinos hondureños fueron los perdedores.
En Holanda desde hace siglos han ganado tierras al mar, actualmente bajo el nivel del mar protegidas por inmensos diques construidos con piedra y arena.
Esos diques se construyeron hace siglos, cuando no se contaba con las modernas tecnologías para la construcción, pero con mantenimiento soportan los avatares de los años, de los siglos.
En el valle de Sula se construyeron hace unas décadas unos muros de tierra, conocidos como bordos, que la furia de las aguas rompe cada vez que hay una crecida fuerte y que ocurrirán más frecuentemente por las lluvias más torrenciales por el cambio climático. Se gastan enormes sumas en repararlos y el río los vuelve a destruir. Honduras debe comenzar verdaderos muros de piedra y cemento, con la asesoría de los holandeses, con una valiosa experiencia, y no seguir con remiendos que se rompen y provocan catastróficas inundaciones.
Será una obra cara y su construcción durará varios años, varios períodos presidenciales, pero es necesario comenzar ya. Incluso pensando en que con muros como los de Holanda podríamos contener el avance del mar por aumento del nivel de sus aguas. El resultado, una vida, cultivos y propiedades más seguras en el valle de Sula.
La segunda obra trascendental es la construcción de un gran colector que siga el curso del río Choluteca para que ahí vayan a parar las aguas de desecho de la ciudad capital sin que contaminen el río del que Juan Ramón Molina dijo tenía “clara cabellera”. Realizada esta obra, el río circulará más limpio y libre de contaminación y las áreas aledañas no serán nauseabundas como actualmente y tendremos una mejor situación sanitaria en la capital. Al final del colector se construirían los sistemas de purificación para verterlas limpias al río y utilizar los sólidos para fertilizar las plantas ornamentales de las medianas y los arriates de calles y bulevares. En las cercanías del puente El Chile puede construirse un dique con exclusas para tener un estanque que permita actividades de turismo y un malecón para el esparcimiento de los capitalinos. También es una obra de altos costos, pero urgente y necesaria. Es un proyecto que podrían financiar los chinos.
Por último, es preciso terminar y echar a andar el Tras Bus, que se inició en administraciones anteriores. Han pasado varias municipalidades y la obra se ha deteriorado y destruido. El Tran Bus ayudará enormemente a mejorar la movilidad de personas en la ciudad capital y dará la posibilidad de recuperar, para la municipalidad, el transporte urbano que funciona pésimamente en manos de los concesionarios actuales. El sistema debe ampliarse con unas tres a cuatro rutas principales y la alcaldía debe organizar una empresa municipal para su administración y que debe funcionar con plena seguridad. Los concesionarios mantendrían la tarea de llevar a los pasajeros a las estaciones del Trans. Con un sistema óptimo de transporte es muy probable que muchos dejen de usar sus autos para ir a los trabajos y así se disminuiría el atasco del tránsito permanente en las calles de la capital. Un Trans Bus es igualmente necesario para San Pedro Sula.
El alcalde capitalino ha invadido la vía del Trans en el bulevar Suyapa para construir un paso a desnivel hacia la Florencia Norte, a unos pasos de donde hay un retorno, razón por la cual esta inversión es innecesaria. Esa obra, a mi juicio, debe ser suspendida porque aún seguimos pagando la deuda del Trans y no es justo que la dejemos en total abandono. También los chinos pueden darnos un crédito para comprar las unidades, que yo sugeriría sean alimentadas con electricidad, como los tranvías, para sujetar a los choferes violadores de la ley.
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