07/12/2025
10:18 PM

Tolerancia, virtud política

La tolerancia como principio y concepto nace originalmente cuando el universo religioso europeo se rompe y brotan dentro de la teología una serie de posturas disidentes respecto a lo que hasta ese momento se aceptaba como doctrina aceptable. Este concepto saltó rápidamente hacia el ámbito político y se adopta como un principio de Estado para manejar los conflictos políticos derivados de la diversidad que no solo se presenta en el orden religioso si no también en el ámbito político.

Inicialmente se manejó como una forma de ser condescendiente frente a aquellos que se desviaban de la postura oficial en materia religiosa, manifestándose esta disidencia como una expresión inicial aunque bastante débil de la libertad de conciencia de cada individuo. Desde entonces la tolerancia se ha convertido en un pilar del Estado moderno y un componente fundamental de carácter ético del sistema democrático. Mediante la tolerancia es posible que subsistan las distintas posturas políticas y que sea posible el diálogo respetando las diferencias, sin que estas lleven a la confrontación. En materia legal la tolerancia se asume como una consecuencia de la libertad del individuo que es libre en todo sentido, pero también en el orden social se asume como un carácter práctico de los políticos para lograr una convivencia política pacífica.

El próximo Congreso Nacional donde las fuerzas políticas están ampliamente diferenciadas como nunca antes, la tolerancia como principio político y social será fundamental para lograr el entendimiento entre los distintos sectores y pensamientos allí representados; pero este mismo principio tiene como exigencia intrínseca que también se promuevan otros principios anexados directamente con la tolerancia, por lo que el próximo Congreso Nacional deberá reformar su estructura interna para adecuarlo a una nueva realidad. Estos principios que se coligen junto con la tolerancia son el diálogo, la disidencia, el pluralismo y la reciprocidad de obligaciones.

Solo en un ambiente donde se reconocen plenamente las diferencias, pero se asimilan los derechos de cada quien a ser diferente se puede convivir en paz. Implica reconocer la igualdad del otro, determinante reconocimiento que nos lleva a pensar que estamos ante iguales, que tienen los mismos derechos y por lo tanto, cargan con los mismos deberes. Igualdad para vivir, diversidad para convivir reza un lema. Nada más apropiado para este próximo Congreso, el reconocimiento de la igualdad en que se encontrarán todas las fuerzas políticas y las tendencias presentes en ese nuevo Congreso y capacidad para entablar un diálogo productivo.

Ser capaces de resolver el conflicto entre igualdad y diversidad será un factor importante en las decisiones del nuevo Congreso para poder definir una ruta a seguir y poder enfrentar las diferencias sin romper esa armonía, pues la igualdad y la diversidad no tienen porque enemistarse sino ser capaces de armonizar para dar a la democracia el verdadero sentido que tiene la representación que los congresistas ejercen en un sistema democrático.