“Acepté este trabajo de guardia de seguridad privada, porque no tengo ninguna profesión y no sé ningún oficio”, es el testimonio de Hilario Paz, un joven proveniente de Santa Bárbara y que forma parte del “batallón” de los 80,000 que hay en Honduras en este año 2024.
Los guardias de seguridad es uno de los sectores más explotados, sin derechos humanos, laborales, más el bajo salario que no llega ni al mínimo, pues la mayoría ganan menos de 10,000 lempiras mensuales, sin seguro social, ni los aguinaldos que dicta el Código del Trabajo, e igual, sin prestaciones oficiales.
Es alarmante en los casos donde se ven involucrados estos uniformados, respecto a la violencia, en algunos casos son hechores de homicidios, pero en la mayoría de los sucesos son víctimas de la delincuencia.
En caso de muerte cosa igual a algunos les dan una cantidad que no sobrepasa de los 10,000 lempiras o los gastos fúnebres que no pasan de la cantidad antes mencionada, no todas las 800 empresas cumplen al menos con este derecho.
Según las leyes laborales del país, todo trabajador debe cumplir con su jornada laboral oficial, que es de ocho horas al día, y el resto de tiempo de trabajo son horas extras con derecho a pago.
La pregunta a la “conciencia” de estos propietarios de estas empresas, ¿ha probado usted trabajar 24 horas al día? Pues ese es el horario de la mayoría de estos empleados, hombres y mujeres de cualquier edad.
Estos esclavos uniformados pasan con cualquier tipo de necesidad física y emocional: especialmente hambre, sed, sueño y malos tratos. Ese es el ambiente laboral que viven las 24 horas del día y la noche, ante la vista y oído de las autoridades gubernamentales. En un país llamado Honduras.