15/04/2024
12:48 AM

Sonría, por favor

Mimí Nasthas de Panayotti

La alegría está muy presente en los mensajes del papa Francisco. De hecho, su primer importante escrito, el papa lo tituló “Evangelii Gaudium”, el “Evangelio de la alegría”. Pero sobre todo lo vemos en sus audiencias y actos públicos, donde el papa Francisco derrocha alegría, entusiasmo y muchas sonrisas, esas que curan el alma.

Vivir con alegría no es fácil... Es más un camino que una meta. Un camino que tiene muchas salidas, trampas y baches... Muchas veces parece que se está retrocediendo. Y darse cuenta de ello es mucho.

Uno de los veterinarios que va a la granja de vacas de mi hermano, conversando de muchas cosas y de nosotros mismos, se sinceró conmigo: “Creo que mi vida no va bien, pues veo que cada vez hay menos alegría en mí, me cuesta más sonreír”. Tal vez, muchos nos identifiquemos con estas palabras del veterinario, afirma J.J. Ferrero.

La sonrisa es una de las manifestaciones más certeras y sinceras de la alegría. “Una sonrisa en los labios alegra nuestro corazón”, decía la madre Teresa de Calcuta, terapia que solía usar con los más pobres de su entorno. Es decir, la sonrisa nos hace sentir mejor y al verla en los otros nos sentimos aún mejor.

Es verdad lo del veterinario: si la vida no va bien, nos cuesta sonreír, pero hay que buscar los medios para sonreír más y no dejar que nos la maten las preocupaciones, las dificultades de la vida, rutinas e incluso enfermedades.

Vivir con alegría no es fácil, pero se puede. Pues cuando todos esos enemigos (los de arriba) ataquen el estar alegres, sabemos por experiencia que al sentir la mano amiga en el hombro, te sientes mejor y sonríes al amigo; así sabemos nosotros cristianos que la gran mano amiga de Dios, que no nos falta, nos hace sentir mejor y retornar al camino de la alegría.