10/07/2025
12:58 AM

¿Semana Santa?

¿Semana Santa?

Buena parte de los hondureños no han olvidado las tradiciones religiosas en esta Semana Santa, congregándose en distintos puntos del país para celebrar el inicio de los eventos relacionados con la fe cristiana, que comenzaron con la procesión del Domingo de Ramos, tal como sucedió en San Pedro Sula, cuya catedral fue abarrotada por los devotos y los fieles a sus creencias, que dieron una auténtica muestra del verdadero significado de la Semana Mayor.

Y es que con la entronización del papa Francisco y sus mensajes de reflexión, esperanza y humildad se ha colmado el espíritu de muchísimos hondureños en busca de consuelo ante la gravedad de sus problemas y la situación que vive Honduras, tal como el obispo Ángel Garachana proclamó al manifestar que nuestro país necesita levantar los ramos de la paz, exhortando a la población a vivir una Semana Santa en familia, sin violencia y sobre todo con Dios, el Señor de la paz.

Si bien es cierto que los temores, la inseguridad, el desempleo, los atracos, la escasez y la inequidad pudieran ser olvidados momentáneamente por los miles de veraneantes que han copado las playas y demás centros de recreo del país disfrutando, como un ralentí, los 9 días concedidos por el Gobierno, también es cierto -siguiendo al padre Garachana- que solamente viviendo esta semana con la fe cristiana podríamos lograr la paz en nuestros corazones para poder afrontar nuestros cotidianos problemas.

No hay nada malo con que la Semana Santa se haya convertido en una “semana zángana” como algunos lo proclaman, pero no en caída libre, sin vacíos existenciales y con alejamiento de Dios, pues para muchos de los que han inundado las playas en un éxodo sin precedentes, esta semana puede significar equivocadamente varias cosas: vacaciones, mucho ocio, rumba y caña hasta doblar el cuerpo, días pesados de sol o lluvia, mucha sal, boludez y tangas. Afortunadamente ante tanto exceso desmedido existen aquellos fieles de que hablamos al principio, que asisten a las eucaristías de Semana Santa para recordar o reforzar su fe religiosa y la espiritualidad de la época, en la que debe primar frente a una desencadenada juerga nuestro pensamiento hacia el Ser Superior.

No podemos continuar como un país sin alma y sin Dios, en donde los medios de comunicación terminarán, como fatídica estadística, contando los muertos por tanto desenfreno y maldad habidos en esta semana que no podría ser santa. El cardenal Rodríguez, como guía espiritual de los hondureños, ha expresado: “Honduras necesita ser salvada de la ignorancia y de sus pecados, de sus deficiencias y de sus ideales materialistas, de tanto crimen, de tanta violencia, de tanto robo, corrupción, mentira y maldad”. Así sea.