05/11/2024
06:54 AM

¿Qué quieren los chilenos?

¿Qué es lo que quieren los chilenos? Una pregunta que muchos se hacen dentro y fuera de Chile y desde bastante antes que los recientes actos electorales.

“Chile representa un modelo al que continuamente ponemos como ejemplo a seguir, pero que parecería que a los únicos que no les gusta es a los propios chilenos”. Una contradicción que, a veces, complica el análisis de la situación chilena, según el comentario de un expresidente sudamericano, lúcido observador de la realidad política regional.

Esa aparente contradicción es alimentada por distintas manifestaciones de los chilenos y en nada la alivian los últimos resultados electorales que culminaron con la elección de Michelle Bachelet, quien seguramente se planteará día y día la pregunta del principio. Bachelet, por ejemplo, cuando terminó su primer mandato hace cuatro años contaba con la simpatía del 84% de los chilenos, los cuales; sin embargo, votaron en contra de su partido y de su candidato.

La Concertación, luego de 20 años de buenas gestiones, dentro del modelo, perdieron frente a la oposición de derecha. Los chilenos tan cariñosos con Bachelet no votaron por su correligionario el expresidente Eduardo Frei y eligieron a Sebastián Piñera.

Algo parecido le pasó ahora al propio Piñera. Tras un mandato que enfrentó imponderables en el principio –comenzó con un terremoto, seguido del drama de los mineros-- muestra una exitosa gestión en lo económico, con un crecimiento promedio del 5%, inflación menor al 2% y desempleo del 6%, todo lo que, empero, de nada le sirvió, para evitar un fuerte rechazo electoral. Para el oficialismo fue una catastrófica derrota, lo que no significa que haya sido, como se ha dicho y escrito en estos días, una abrumadora, aplastante o rotunda victoria de la Nueva Mayoría –ya no más Concertación-- que lideró Bachelet.

En las dos instancias –elecciones de noviembre y balotage de diciembre-- la presidenta electa solo logró un respaldo de 25% del electorado. Fue una primera experiencia de elección voluntaria, en la que hubo una gran abstención (51 y 48 por ciento). ¿Cómo se lee esto? ¿Como un castigo al gobierno que termina? No parece, no es la forma. ¿Apoyo a las ideas y propuestas renovadoras de la candidata opositora? Debería haber tenido un respaldo más activo y no solo la suma de los votos del Partido Comunista ¿no? ¿Conformidad con la situación como ocurre en muchos países desarrollados? Algo de ello puede haber. ¿Rechazo a la clase política? Esta es una lectura en la que muchos coinciden, pero que no parece que sea una expresión tan clara en ese sentido.Bachelet tiene que encontrar la o las respuestas. Los mensajes son variados y contradictorios. Las manifestaciones en la calle y el estruendo de las militancias se hacen oír.

En su segunda presidencia va a tener que afinar mucho el oído para escuchar y averiguar lo que quieren los que no fueron a votar y se han mantenido en silencio. Interpretarlo con aquello de que el que calla otorga, no basta. Y además, quizás no sea tan así. Lo único cierto es que, el que calla no dice nada. Por ahora.