Este lamento de ¡qué calor! es escuchado por todos lados en la Capital Industrial de San Pedro Sula, y no es para menos, pues durante más de medio siglo, desde la década de los cincuenta, se marcaron unas altas temperaturas hasta el año 2003 de 41 grados centígrados; pero este jueves pasado llegó a los 42 grados.
Según estudios nacionales e internacionales, este fenómeno natural es debido al cambio climático mundial, donde la temperatura media global el clima de la tierra es más cálido y seco. Además, los veranos ahora son más largos.
Quizá la semana pasada con las más altas temperaturas de la historia de los sampedranos, pues muchas personas han sufrido deshidratación, ataques de alta presión, insolación, desmayos, agotamientos, mareos y una serie de efectos en la piel, especialmente en niños.
En San Pedro Sula con clima cálido han sido normales los veranos con 34, 36 y máximas de 38 grados en las últimas décadas. Pero además del cambio climático mundial, tiene que ver la deforestación de El Merendón y con urbanizaciones la cota 40 ha sido irrespetada, y en parques, bulevares, barrios y colonias hay menos árboles.
Los sampedranos en su mayoría cortan los árboles para tirar aceras de cemento; las constructoras son expertas en botar árboles, incluso centenarios; en las escuelas y colegios han desaparecido las arboledas. Municipalidades deforestadoras.
Una prueba fehaciente, en el año 2020, durante la pandemia del coronavirus, siendo el alcalde Armando Calidonio, el Monumento a la Madre fue desarbolado, con cualquier cantidad de árboles y arbustos cortados.
El martes pasado 30 de mayo fue el Día del Árbol y pocas actividades se celebraron, en especial para la concitación de cuidar a estos “pulmones” que nos dan oxígeno, madera, sombra y frutos en un país llamado Honduras.
