Cuando el Dr. Freitas le diagnosticó burnout a Pablo Ernesto, este se asustó. Nunca había oído de semejante enfermedad y se sintió aún peor de lo mal que se había sentido últimamente. El doctor le explicó: “El término burnout, claro, procede del inglés. Se pude traducir al español como estar quemado. Y se le usa para describir un síndrome de agotamiento. No es estar sumamente estresado, porque cuando uno se estresa se preocupa demasiado, pero cuando llegamos al burnout no vemos esperanza alguna de mejora”.
Pablo Ernesto leyó una frase enmarcada sobre el escritorio del médico: “Mi vela arde por los dos extremos. No durará toda la noche”. La conocía, era una parte del poema de Edna St. Vincent. Señalándola sentenció: “Así me siento doctor, siento como indefensión ante todo”.
El doctor se echó hacia atrás, lo miró directamente a los ojos y le dijo: “Eso es justamente el burnout”. Y le aseguró que saldría bien librado de ese aplastante síndrome. Le contó que fue el psiquiatra Herbert Freudenberger el que a mediados de los 70, trabajando en una clínica de New York, observó como una mayoría de los voluntarios que trabajaban con toxicómanos, al estresarse excesivamente, sufrían una pérdida progresiva de energía, se desmotivaban en su trabajo y se llenaban de pensamientos de frustración respecto al futuro.
A Pablo Ernesto le parecía que aquel psiquiatra neoyorquino se refería a él. ¿Hay salida, doctor? Casi se sorprendió de estar haciendo esa pregunta. “¡Por supuesto!” Y a continuación le dio algunas recomendaciones: En primer lugar, le sugirió cultivar la satisfacción. Tome un papel y escriba las bendiciones con que cuenta, está vivo, está saludable, tiene una familia, tiene un par de piernas que le permiten caminar y desplazarse, un cerebro que le permite pensar, etc. En segundo lugar, debe interesarse en la gente, recuerde que los buenos amigos son un factor importante para una vida interesante. Y finalmente, simplifique, lleve una vida saludable, coma adecuadamente, duerma suficiente y haga ejercicio.
LO NEGATIVO: Caer por estrés excesivo en el terrible burnout con sus secuelas de pérdida de motivación, ideales y esperanza.
LO POSITIVO: Comprender que la vida es demasiado breve, llenarla de paz, amor y victoria contra el temor y la preocupación.