Uno de los fenómenos que vale la pena analizar de las pasadas elecciones hondureñas es el surgimiento del Partido Anticorrupción como una fuerza política nueva, con una propuesta diametralmente novedosa en el escenario político hondureño, aunque en términos reales no se sabe si podemos hablar de una propuesta real en materia de combate a la corrupción, si no más bien de una coyuntura especial donde la sociedad está harta de los niveles de corrupción gubernamental y responderá positivamente a cualquier accionar que al menos, prometa, luchar contra este flagelo. El surgimiento del Partido Anticorrupción se puede enfocar desde distintos ángulos, uno de ellos sigue evidenciando el poder de los medios de comunicación y su capacidad de impulsar figuras mediáticas ante la sociedad. Otro punto es el tema bandera que escogió su candidato y una hoja de vida limpia en materia de corrupción pública. Este punto se encuentra íntimamente anexado al protagonismo que la juventud hondureña le puede dar a la política. En cuanto al tema bandera del PAC, hay una relación directa entre el cansancio de la población ante la corrupción gubernamental, las pérdidas que ocasiona al erario público y la falta de transparencia de los políticos tradicionales, por lo cual este tema permitirá al Partido Anticorrupción continuar en el escenario político si estructura una real propuesta anticorrupción. Porque no se trata en el mediano plazo de solo llamarse “anticorrupción”, es necesaria una propuesta real, seria y congruente con el sistema político y jurídico del país para combatirla. Esto plantea como exigencia interna, un planteamiento ideológico partidario, una estructura política de dirección y una hoja de ruta en materia anticorrupción, de lo contrario, el PAC se puede convertir con facilidad en una secta política, donde todo gira alrededor de un líder, sin que responda a una estructura política e ideológica de base. El tema anticorrupción tampoco es un crédito sin límite y el Partido Anticorrupción está en la obligación moral y ciudadana, de plantear de frente a la sociedad cómo combatirá la corrupción pública, para mantener el entusiasmo y la motivación que hizo que esta nueva organización política se convirtiera en el fenómeno político que es. Porque un análisis de la participación política especialmente de los que votaron por el Partido Anticorrupción nos va a reflejar que no se trata en general, de personas que votaban por otros partidos y esta vez decidieron por el PAC, en realidad esta propuesta anticorrupción y una figura mediática sin relación con la corrupción pública, fue capaz de entusiasmar a una juventud que nunca había ejercido el sufragio, fue capaz de dar un motivo a miles de jóvenes para involucrarse en la política, dándole un impulso nuevo y poderoso al voluntariado político, que debería ser en el fondo, el principal motivo de participación política de todo ciudadano. Pero igual esta motivación y entusiasmo fácilmente puede ser contaminada y reducida a un show por otros partidos políticos que, viendo los resultados electorales que le ha producido al PAC, tratará de catapultarlos a su favor. Contrarrestar estas falsas propuestas con una propuesta real de combate a la corrupción y medirla con el desempeño honesto de sus diputados es el reto del Partido Anticorrupción.
