27/04/2024
05:57 PM

No se trata de izquierdas ni de derechas

José Azcona

Todos los países con los mayores indicadores de desarrollo en el mundo son democracias pluralistas. Aunque haya algunos estados autoritarios con indicadores relativamente altos (países del Golfo Pérsico, Brunéi, etcétera), esto es producto de recursos minerales abundantes y/o una escasa población nativa.

Estados democráticos con condiciones similares (ejemplo: Noruega) logran estándares de bienestar muchísimo más altos. Esto es porque la riqueza del Estado pertenece a la población y no es usufructo de los gobernantes. Hay derecha democrática (pro libre empresa e igualdad ante la ley) e izquierda democrática (pro-Estado social fuerte e incluyente), como hay derechas e izquierdas autoritarias (ambas clientelistas y rentistas del Estado, defensoras de sus propios privilegios). Hay una diferencia entre un Estado que no depende de la población, a la que trata únicamente de apaciguar o mantener dócil, que uno en que la población es dueña de los recursos de forma orgánica. El gobierno de Noruega (o el británico durante su boom petrolero) no usan su recurso para comprar o dominar a la población. La población es la dueña del recurso, y el estado es únicamente su custodio y mandatario.

Con el desarrollo industrial también se manifiestan las deficiencias de los estados autocráticos. Si bien un sistema comunista (la URSS en los 1930s, Europa Oriental en los 1950s), semifeudal (México y Guatemala entre 1880 y 1910), y otros similares logran movilizar una proporción de la población para una actividad dirigida de acumulación de capital, está no tiende a ser sostenible. Sin la participación libre de la población, la concentración de riquezas en manos del estado o de particulares favorecidos no da los resultados esperados.

Al final de cuentas, entonces, el problema de un crecimiento sostenido va de la mano de una sociedad abierta. Esta abarca un amplio abanico que va desde semisocialista y muy igualitaria (países nórdicos) hasta estados que maximicen la libertad (Suiza, Estados Unidos), por lo que no es un tema de “izquierdas” o “derechas”. Evitar la concentración de poder en quienes manejan el estado (o en empresas que lo controlen), garantizar el debate libre, y elecciones competitivas, son las recetas probadas de desarrollo.