25/04/2024
10:17 AM

¿Necesita un hospital la Unah?

Víctor Ramos

Nos ha invadido la epidemia de la construcción de hospitales públicos. Yo, en otras ocasiones he dicho que la solución del problema salud en Honduras no descansa, precisamente, en la construcción de hospitales porque tales estructuras resultan muy onerosas para el raquítico presupuesto que el Estado concede a la salud, a pesar de que el problema de la salud nacional es una prioridad.

Las experiencias que tenemos con los grandes hospitales nacionales que no son nada reconfortantes: casi nunca cuentan con los medicamentos que demandan los pacientes, no cuentan con el suficiente y adecuado personal para la atención, están colapsados con la afluencia de enfermos que deberían tener respuesta en los centros de salud y en los hospitales regionales; además, el país cuenta con una abundancia abrumadora de médicos generales desempleados que deben ser contratados para ir a la ruralidad y a las cabeceras departamentales y ciudades importantes a atender en los centros de salud. Honduras tuvo, en tiempos del Dr. Enrique Aguilar Cerrato, un sistema que fue muy eficiente y que se convirtió en modelo para muchos países que enviaron sus emisarios para ver cómo funcionaba la aplicación de la tarea de salud para todos mediante la atención primaria y la extensión de la cobertura en todos los rincones del país.

Por eso me parece totalmente fuera de sentido común el que el rector de la Universidad, en su puesto mediante violación de la Ley Orgánica de la Unah (elaborada con muy mal sentido común), diga que la institución necesita un hospital. Sé que la Universidad atraviesa por importantísimas carencias que le impiden realizar las funciones que la Constitución le asigna. La Universidad no necesita de un hospital, pues cuenta con los hospitales y las demás instalaciones de la Secretaría de Salud, obligada a cooperar con la Unah, instalaciones de las que sospechosamente se han apoderado las facultades de medicina de las universidades privadas. La construcción de un hospital requiere de grandes recursos económicos a los que hay que sumar los dineros que deben destinarse al equipamiento, que debe ser, si realmente quiere estar a la altura, con instrumentos y aparatos de última generación y que deben actualizarse permanentemente en consonancia con el avance de la ciencias médicas. Deberá, además, pagar el personal médico y auxiliar y mantener las bodegas suplidas de los medicamentos y los materiales necesarios para su funcionamiento.

Cuando trabajé como docente en la Facultad de Medicina me negaron mis reclasificaciones porque la Unah no contaba con los fondos necesarios para tal fin y tal derecho se le niega a miles de maestros. En consonancia con esta política, la Unah deberá construir otro hospital en San Pedro Sula. Me acuerdo haber visto en Río de Janeiro, abandonado, un enorme hospital universitario.

La amarga experiencia en Honduras es que las construcciones significan corrupción y nos resulta sospechoso que el Hospital Escuela esté copado por los estudiantes de las universidades privadas. La Facultad de Ciencias Médicas de la Unah se está quedando sin alumnos porque les reprueban en los exámenes de admisión, pero resulta que estos mismos chicos imposibilitados para estudiar en el seno de la Unah, son buenos en las facultades privadas y logran graduarse.

Indudablemente, algo hay que no cuadra en este asunto y creo que la dirigencia de la Unah le debe una explicación a los muchachos que aspiran a ser médicos en los claustros de la Unah y a quienes se les da con las puertas en sus narices.

La Unah, pagada por el pueblo, debe aprovechar todos los recursos del Estado para realizar sus funciones. Las instalaciones de salud pública nunca se han negado a la Unah; es más, el hospital se llama Hospital Escuela, y fue construido, equipado y echado a andar para la formación de los médicos y especialistas que requiere la nación. El Hospital Escuela estuvo en las manos administrativas y académicas de la Unah, pero esta no fue capaz de manejarlo.

Si la razón fue la falta de recursos económicos, ahora tiene, el rector, la oportunidad de aportar lo que haga falta para que la institución sea eficiente y que ningún enfermo, remitido adecuadamente, regrese sin ser atendido. Lo que no debe escabullir el rector es que los estudiantes necesitan mejores condiciones para estudiar y eso debe resolverlo la Unah: espacios para descansar y tomar los alimentos, guardias nocturnas más espaciadas y no agobiantes, más atención académica, menos maltrato por parte de algunos maestros y pago puntual de becas.

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