05/12/2025
12:10 AM

Napoleón Galo Jordán

Víctor Ramos

Conocí a Napoleón Galo Jordán cuando ingresé a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras para emprender estudios de medicina. Éramos compañeros en la sección S6 de los estudios de Premédica, previos para cursar las asignaturas de la carrera. Llegamos juntos hasta el tercer año.

Napoleón Galo Jordán era un buen estudiante proveniente de El Progreso y se esforzaba tremendamente en el estudio cuya intensidad era nueva para nosotros. En muchas ocasiones fui hasta la colonia 15 de Setiembre, en donde vivía con sus tías, y me quedaba por las noches para estudiar juntos largas horas. Las asignaturas que más quebrantos nos daban eran: matemáticas, química y física, en el primer año con clases anuales: durante el segundo, eran las químicas analíticas cualitativa y cuantitativa, la química orgánica, la física médica. Casi todas estas asignaturas las dictaban profesores franceses y hondureños muy severos, exigentes e implacables. Superamos estos años, pero para que se den cuenta de la exigencia a que estábamos sometidos, en primer año éramos 8 secciones del área de la salud; aproximadamente 400 estudiantes, en el segundo año fuimos reducidos a una sola sección. En el segundo y tercer años más de la mitad de nuestros compañeros eran repitentes.

Llegamos al tercer año sin reprobaciones, además con buenas calificaciones. Ahí nos esperaban las asignaturas del departamento de Anatomía. Eran clases fascinantes, pero mucho más duras por su gran contenido y la necesidad de memorizar muchos nombres. Napoleón, yo y otros cuantos compañeros superamos esas asignaturas y pasamos al segundo semestre para cursar fisiología y bioquímica: más fascinantes, pero requerían de un mayor entendimiento. Eran las clases que, si se aprendían, podría uno decir que sabía la mitad del conocimiento médico.

Dirigía el departamento de Ciencias Fisiológicas el Dr. Francisco Alvarado, que todos conocíamos como el Churro. Buen jefe y brillante profesor. Había estudiado Fisiología en Chile e implantó un laboratorio que nos maravilló. El Churro fue amigable, pero severo. A los profesores del departamento los escogía el Dr. Alvarado entre los mejores egresados de la facultad. Napoleón y otros pocos compañeros decidieron irse a México, a Puebla, en donde terminaron su carrera porque en nuestra facultad había mucha represión académica. Mi grupo se opuso valientemente a esa situación y logramos cambiar un poco las cosas.

Perdí contacto con él, pero conservaba su recuerdo grato de compañeros que hicimos esfuerzos juntos en el estudio. Luego de graduado, Napoleón hizo especialidad en ginecobstetricia experto en fertilidad humana, con muy buen suceso. Más tarde supe de sus éxitos y de cómo ponía en alto el nombre de la medicina hondureña a nivel internacional. Napoleón se ha perfeccionado en una operación laparoscópica del ovario poliquístico (Driling ovarico), enfermedad muy frecuente entre las mujeres del mundo con secuelas de infertilidad, trastornos de obesidad, virilización y diabetes. Con una cifra valiosa de 3,400 pacientes operados, ha logrado el éxito con embarazos en 85% de sus pacientes. Esta es la experiencia mayor con este procedimiento en el mundo y, por eso, Napoleón ha recibido innumerables reconocimientos y distinciones en congresos internacionales de fertilidad en México, Perú, República Dominicana, Colombia, Argentina, Brasil y Lisboa. Escribe para varias revistas científicas en el área de la fertilidad. Actuó como conferencista principal en el Congreso Mundial Infertilidad en Corrientes, Argentina, y Sao Pablo, Brasil. Recientemente recibió el Doctorado Honoris Causa por parte de la Academia de Geografía y Estadísticas dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Premio Inca Garcilaso de la Vega otorgado por la Academia Hondureña de la Lengua, la Universidad Pedagógica Nacional y la embajada de Perú en Honduras.

Napoleón ha escrito un interesante libro “Clínica de fertilidad” para exponer su valiosísima labor con el método de drilling ovárico, consistente en micropunciones con láser en el ovario poliquístico que conduce a la restauración de la fertilidad y la reversión de algunas de las otras sintomatologías. Lo he leído de un tirón y será un aporte importante en la formación de nuestros ginecobstetras. Está escrito con lenguaje técnico, pero con suma claridad para profesionales.

Napoleón Galo Jordán, mi antiguo compañero de aulas y de desvelos en el estudio, es ahora una celebridad mundial en su campo, una celebridad en el estudio y curación de la infertilidad causada por ovario poliquístico. Es un orgullo nacional de quien me precio ser su amigo. Él merece un reconocimiento por parte de Honduras y su gobierno.

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