A propósito de las fiestas patrias y la contienda electoral que mantiene en vilo a la población, es oportuno remontarnos a los inicios de la soñada República Federal de Centroamérica, cuando Francisco Morazán y José Cecilio del Valle se disputaron en dos ocasiones la presidencia. Antes de ello fueron convocadas, en mayo de 1824, elecciones para elegir al presidente federal, con la participación de los candidatos José Cecilio del Valle y Manuel José de Arce. El primero tenía a su favor su intelectualidad y cordura, mientras que la fortaleza del segundo era haber estado a favor de la independencia y oponerse a la anexión de Centroamérica a México. En esos comicios, Valle obtuvo 41 votos y Arce 31, pero no recibió la mayoría de votos emitidos para ganar, como establecía el sistema electoral, por lo que el Congreso eligió a Arce como el primer presidente de Centroamérica. Mientras que Valle, indignado, rechazó la vicepresidencia.
Ebrio de poder, Arce disolvió el Congreso y al gobierno de Guatemala, que él también presidía, para colocar como presidente de ese Estado a Mariano Aycinena. El historiador Carlos Turcios califica esa maniobra como “el primer fraude electoral confirmado de Centroamérica”. Es entonces que emerge a la palestra política y militar el general Francisco Morazán, quien, tras escapar de una prisión en Ojojona, Honduras, logra formar, con el concurso de patriotas hondureños, nicaragüenses y salvadoreños el Ejército Aliado Protector de la Ley, que llega a restaurar la flagrante violación a la Constitución por parte de Arce. Es así que el 13 de abril de 1829, la ciudad de Guatemala, el último bastión de los conservadores, cae frente al ejército liberal de Morazán. Ese mismo año, el Congreso Nacional declara traidor a Arce, Aycinena y a los principales líderes conservadores, a quienes decreta exilio permanente. Entretanto, José Francisco Barrundia es nombrado para concluir el período presidencial de Arce. La popularidad cosechada por Morazán, gracias a su gesta heroica, le permite ganar las elecciones para la presidencial federal a su contendiente José Cecilio del Valle.
En las siguientes elecciones volvieron a competir Morazán y Valle, pero esta vez ganó el candidato conservador. Sin embargo, este murió antes de la fecha fijada para su investidura, por lo que tuvo que asumir Morazán. El 15 de septiembre de 1842, el héroe fue fusilado en Costa Rica, pero sus restos finalmente llegaron a su destino 16 años después de su muerte, cumpliendo con su petición de ser enterrado en El Salvador. Más que una tumba en el cementerio Los Ilustres, es un monumento al sueño morazánico que, de haberse hecho realidad, Centroamérica sería una potencia capaz de competir con los países más desarrollados.