18/04/2024
05:07 AM

Mi combate favorito

Emilio Santamaría

¿Ha oído usted hablar del grillo de combate? Es valeroso y temerario. Es también el predilecto de gran número de chinos, tanto niños como adultos.

Los dueños de estos grillos de pelea discuten ante todo las condiciones del encuentro con los árbitros.

Enseguida se procede a pesar los insectos. Una vez cumplidas las formalidades del caso se les pone en un tazón de fondo plano que servirá de campo de batalla. La gente hace sus apuestas y el combate da inicio. Una pelea entre grillos bien puede resolverse en corto tiempo, pero el combate entre dos contrincantes de iguales condiciones pudiera prolongarse mucho.

El grillo no se lanza contra su rival desde el primer momento. Practican con aproximaciones y amagues para poner a prueba al adversario. Los minúsculos guerreros combaten con habilidad y determinación. Hasta en ocasiones uno de ellos es arrojado fuera del tazón, pero siempre, tenazmente, regresa de un solo brinco para reanudar la pelea. Aunque es condenada oficialmente en China, es tolerada si las apuestas no son muy grandes.

Pero este no es mi combate favorito. He dictado a través de muchos años los entrenamientos Dale Carnegie, y Dios me ha permitido apoyar a cada participante en su lucha por fortalecer actitudes y desarrollar habilidades, creando buenos hábitos mentales que sustituyan aquellos malos hábitos que frenan su verdadero potencial. He visto a hombres y mujeres de ambición cambiar un sentimiento de temor por uno de valor. Y he visto los resultados, mayor confianza y seguridad, habilidad para comunicar sus ideas, un poderoso entusiasmo, mayores destrezas esenciales para un futuro más próspero y más feliz. Sé que valió la pena todo el tiempo y esfuerzo que invirtieron en esta batalla.

Ese es con mucho, mi combate favorito. Me siento orgulloso de ver los formidables resultados que se logran. Y agradezco a Dios por estar asociado con la Organización Dale Carnegie, que está por cumplir 109 años, innovando siempre, creciendo siempre.

LO NEGATIVO: Rehuir el combate contra esas debilidades e ineptitudes que nos frenan.

LO POSITIVO: Librar nuestro mejor combate. Saber que la victoria nos traerá una vida más plena, más productiva y más feliz.

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