¿Es nuestra imaginación o las malas noticias están últimamente a la orden del día? Entiendo que es una cosa de siempre, pero de verdad que da la impresión de que desde 2020 para acá, el remolino de cosas negativas sucediéndole a las personas de nuestro entorno, a los conocidos, a las personas del medio, al planeta, al país propio y a nuestras ciudades, ese remolino parece tomar fuerza a medida que pasan los días y no se pensaría que tiene intenciones de detenerse. En serio nos gustaría pensar que es cosa de una imaginación colectiva porque escuchamos o leemos a tantos otros decir lo mismo, pero me parece que la evidencia está ahí y no nos deja lugar a dudas, las cosas no andan bien, por ningún lado, nos atreveríamos a decir.
Y es que no es posible que ya no pueda pasar un día sin saber que algo desagradable, nefasto o trágico, sucedió a alguien o en algún lugar... a diario. Esto aún sin necesariamente ser fans de los noticieros. Las malas nuevas se están convirtiendo en el pan nuestro de cada día. ¿Será que hay algo que podamos hacer al respecto? Probablemente la respuesta sea sí. Veamos...
Es cierto que “no hay nada que hacer”, es una frase que tenemos pegada, que la decimos a cada rato, sobre todo cuando se trata de eventos que sabemos están fuera de nuestro control y tal vez eso sea cierto, pero solo a medias porque en realidad y si lo pensamos bien, cada uno de nosotros podemos y, además, debemos poner de nuestra parte en muchas maneras.
Si lo que estamos viviendo es contaminación extrema como la que realmente estamos viviendo en nuestra ciudad, por ejemplo, está bajo nuestro control y es nuestra responsabilidad no ser parte (y nuestros hijos tampoco) de los que no revisan sus vehículos, los que autorizan cortar un árbol, de los que no separan su basura, los que desperdician el agua, los que utilizan más energía y comida de la que realmente necesitan etc.
Si estamos teniendo demasiadas noticias de enfermedades graves y muertes prematuras, podemos claro que sí, comenzar a cuidar un poquito más de nosotros mismos y de los nuestros en la medida que nos sea posible. Y sobre todo podemos decidirnos de una buena vez y por todas a despertar. A traer a nuestra conciencia todo esto que está pasando, entender las consecuencias que tiene para cada uno de nosotros y tomar cartas en el asunto porque cualquier cosa fea que le pase a cualquiera en cualquier parte, de alguna manera tiene repercusión en usted y en mi porque como dice el poema de John Donne; “ningún hombre es en sí equiparable a una isla, todo hombre es un pedazo del continente, una parte de tierra firme”.
De una manera u otra forma, todos estamos conectados, por lo tanto, nos compete a todos poner nuestro granito arena y dejar tan convenientemente de pensar que es a otros a los que les toca.