La mujer necesita acentuar sus encantos; no solamente los encantos de su belleza física, sino alcanzar la belleza interior, la belleza radiante del alma, esa fragancia suavizadora y envolvente que se derivan de la fe, la oración, el perdón, el amor y el agradecimiento.
Toda mujer puede alcanzar esta fragancia hermosísima al confiar plenamente en Cristo y ser llena de los frutos del Espíritu Santo.
Su vieja personalidad se ve cambiada por otra personalidad dinámica, real y vigorizante. Joyce Landorf analiza varias de las fragancias que se encuentran en esa mujer bella interiormente:
-Fragancia de la honestidad: Nunca miente ni en las más pequeñas cosas. Nunca roba, nunca pierde el tiempo en su trabajo. Paga salarios justos y trata cordialmente a sus domésticas.
-Fragancia de maravillarse: Nada hay demasiado insignificante como para no llamar su atención, desde lo maravilloso de la naturaleza, los animales, las plantas hasta la sonrisa de un niño, la música del viento, la bondad de las personas y el poder de su reír. -Fragancia del amor: Ama a su esposo, a sus hijos, a sus familiares, a sus vecinos y amigos, con un amor alegre, jovial, caluroso y desinteresado.
El perdón y el agradecimiento los practica por igual llenando su casa de perfume noble y amable. -Fragancia de la hospitalidad: Su hogar está abierto a los demás y comparte su mesa sin excusarse ni atormentarse.
Practica obras de caridad sin divulgarlas ni anunciarlas. La mujer que tiene a Cristo en su vida, que logra entender la verdad de quien es ella y por qué es amada, está totalmente rodeada de fragancia... de la auténtica fragancia de la belleza brindada por Dios mismo... Ojalá todas seamos estas mujeres...
En este Día de la Mujer y durante todo el año acentuemos nuestros encantos y llenémosnos de esa fragancia única que nos distingue como ser humano y nos hace ser la diferencia en la felicidad del mundo. FELIZ DíA DE LA MUJER.
Toda mujer puede alcanzar esta fragancia hermosísima al confiar plenamente en Cristo y ser llena de los frutos del Espíritu Santo.
Su vieja personalidad se ve cambiada por otra personalidad dinámica, real y vigorizante. Joyce Landorf analiza varias de las fragancias que se encuentran en esa mujer bella interiormente:
-Fragancia de la honestidad: Nunca miente ni en las más pequeñas cosas. Nunca roba, nunca pierde el tiempo en su trabajo. Paga salarios justos y trata cordialmente a sus domésticas.
-Fragancia de maravillarse: Nada hay demasiado insignificante como para no llamar su atención, desde lo maravilloso de la naturaleza, los animales, las plantas hasta la sonrisa de un niño, la música del viento, la bondad de las personas y el poder de su reír. -Fragancia del amor: Ama a su esposo, a sus hijos, a sus familiares, a sus vecinos y amigos, con un amor alegre, jovial, caluroso y desinteresado.
El perdón y el agradecimiento los practica por igual llenando su casa de perfume noble y amable. -Fragancia de la hospitalidad: Su hogar está abierto a los demás y comparte su mesa sin excusarse ni atormentarse.
Practica obras de caridad sin divulgarlas ni anunciarlas. La mujer que tiene a Cristo en su vida, que logra entender la verdad de quien es ella y por qué es amada, está totalmente rodeada de fragancia... de la auténtica fragancia de la belleza brindada por Dios mismo... Ojalá todas seamos estas mujeres...
En este Día de la Mujer y durante todo el año acentuemos nuestros encantos y llenémosnos de esa fragancia única que nos distingue como ser humano y nos hace ser la diferencia en la felicidad del mundo. FELIZ DíA DE LA MUJER.