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Las agresiones sexuales en aviones

  • 17 noviembre 2016 /

La falta de datos sobre la agresión sexual en los aviones hace difícil el estudio del tema.

Nueva York, Estados Unidos.

Un sacerdote de edad mediana. Una mujer de 26 años de edad. Un agresor sexual registrado.

Tres personas al parecer muy diferentes con una cosa en común: los tres fueron acusados de agredir sexualmente a otros pasajeros en aviones.

Incluso antes de que Jessica Leeds alegara que Donald Trump la había tocado inapropiadamente durante un vuelo en 1979, muchos viajeros frecuentes habían concluido que los aviones cada vez más estrechos con menos asistentes de vuelo caminando por los pasillos parecían envalentonar a los manos largas.

“El hostigamiento y la agresión sexual están sucediendo en los aviones, y creemos que está ocurriendo más a menudo debido a las condiciones a bordo”, dijo Sara Nelson, presidenta internacional del sindicato Association of Flight Attendants-CWA. Citó espacios más estrechos y confinados, alcohol y drogas, menos asistentes de vuelo, y cabinas oscuras en los vuelos nocturnos como factores que probablemente incentivan a los agresores.

Fiscales dicen que el reverendo Marcelo de Jesumaria testificó que consideró su toqueteo de su víctima dormida en un vuelo de US Airways de Filadelfia a Los Ángeles en 2014 “consensual porque ella no rechazó su contacto y él interpretó su silencio, porque estaba dormida, como ‘timidez’”.

Foto: La Prensa



La mujer dijo que despertó en el vuelo sintiendo la mano de De Jesumaria encima de su pierna y luego en su seno, según la fiscalía del Distrito Central de California.

Cuando De Jesumaria relajó su contacto, la víctima fue al baño y usó el botón de llamado para atraer la atención de una asistente de vuelo. La tripulación lo reubicó entre dos pasajeros varones, y agentes de la ley estaban esperando cuando el avión aterrizó en Los Ángeles.

De Jesumaria, de 47 años de edad, quien anteriormente había prestado servicio en la Diócesis Católica de San Bernardino, California, fue sentenciado a seis meses de cárcel y seis meses de confinamiento domiciliario después de ser sentenciado por contacto sexual abusivo.

De Jesumaria no se había sentado al lado de su víctima inicialmente pero cambió de asiento preguntándole a una asistente de vuelo si podía “sentarse al lado de su esposa”.

Heidi Anne McKinney, de 26 años de edad, fue acusada de tocar a otra mujer en el muslo y la entrepierna durante un vuelo de Alaska Airlines de Las Vegas a Portland el 8 de mayo de este año. En otro caso, según una queja criminal presentada en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Nueva Jersey, una mujer supuestamente agredida por Yoel Oberlander en un vuelo nocturno de El Al de Tel Aviv a Newark el 29 de mayo estaba sentada entre él y la madre de ella cuando él empezó a tocarla. Ella estuvo cambiando de posición para quitarse la mano de él de su propia mano, su muslo y su pecho. No fue sino hasta que despertó su madre que ella le pidió que cambiaran de asiento, y eventualmente reportó a la tripulación lo que había sucedido.

Oberlander, de 35 años de edad, fue acusado de un cargo de contacto sexual abusivo en un avión. Está registrado como agresor sexual sentenciado en 2002 de agredir sexualmente a una niña de 11 años de edad en Nueva York. Es difícil determinar qué tan frecuente es la agresión sexual durante los viajes aéreos, pero las investigaciones del FBI sobre agresiones sexuales en vuelo han aumentado 45 por ciento en lo que va de este año. La agencia dijo que había abierto 58 indagatorias sobre agresión sexual en aviones de enero a septiembre de 2016, comparado con 40 para todo 2015. Ese aumento no incluye los incidentes reportados a policías locales y a personal de seguridad de los aeropuertos. Tampoco toma en cuenta el 75 por ciento de las agresiones sexuales que generalmente no se reportan, según la oficina de Estadísticas de Justicia, una división del Departamento de Justicia. Entre las agresiones sexuales en vuelo reportadas ante el FBI este año estuvieron las de una menor de 13 años de edad no acompañada que podría haber sido tocada inapropiadamente por un hombre que había estado bebiendo en el aeropuerto de Dallas antes de abordar un vuelo de American Airlines hacia Portland, Oregón, y una mujer que dijo que despertó en un vuelo nocturno de Virgin America de Los Ángeles a Newark para encontrar al hombre a su lado masajeando sus genitales y frotando sus pies desnudos contra ella.

No hay un sistema centralizado para reunir los reportes de agresión sexual de las aerolíneas, ni tampoco una capacitación especial para los asistentes de vuelo en el manejo de agresiones sexuales.

“Este es un delito singular”, dijo Nelson, quien además de su posición sindical es asistente de vuelo de United Airlines con 20 años de experiencia. “Realmente no es lo mismo que preguntar: ‘¿Qué tanto le lastimó cuando le pegó en la cabeza?’”

A menos que la policía sea llamada para que espere la llegada del vuelo, corresponde a la tripulación decidir si reportar un comportamiento disruptivo a la Agencia Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés). Cuando se reportan altercados, no hay una categoría separada para la agresión sexual.

“Una cosa es hablar sobre el estado de alerta ante las inquietudes de seguridad, pero este es un delito que ni siquiera ha sido identificado específicamente” por las aerolíneas, dijo Nelson.

Un vocero de American Airlines, Ross Feinstein, dijo que no correspondía a la tripulación evaluar si había ocurrido un delito, o qué tipo de delito. “Estamos reportando una conducta inapropiada que ocurrió en el avión. Corresponde a las agencias judiciales determinar si sucedió una conducta inapropiada criminal”, dijo. Sin importar la situación, todos los conflictos en los aviones son manejados de la misma manera separando a los involucrados, decidiendo si es necesario un desvió del avión y llamando a los agentes de la ley para que salgan a su encuentro.

Pero la falta de datos sobre la agresión sexual en los aviones hace difícil el estudio del tema. “Es difícil evaluar qué está ocurriendo si no conocemos el grado de lo que está sucediendo”, dijo Elizabeth L. Jeglic, profesora asociada que se especializa en la política y tratamiento de las agresiones sexuales en el Colegio John Jay de Justicia Criminal en la Ciudad de Nueva York. Dijo que no conocía ningún estudio sobre agresiones sexuales en aviones.

Sin embargo, con unos 712 millones de pasajeros en los vueltos estadounidenses en el último año, el número de pasajeros que son agredidos sexualmente es un porcentaje diminuto de los viajeros aéreos en general.

El comportamiento revoltoso de los pasajeros ha estado aumentando mundialmente, saltando de 17 por ciento de 2014 a 2015, según cifras reportadas a la Asociación Internacional de Transporte Aéreo por sus 265 aerolíneas miembros.

El alcohol o las drogas fueron identificados como factor en un 23 por ciento de los 10,854 incidentes disruptivos del año pasado, indicó la asociación.

Quienes cometen violencia sexual usan el alcohol para aprovechar la vulnerabilidad de sus víctimas y reducir sus propias inhibiciones, dijo Laura Palumbo, directora de comunicaciones del Centro Nacional de Recursos contra la Violencia Sexual.

“La tercera cosa con que cuentan las personas cuando hay alcohol involucrado es que excusará sus propias acciones”, dijo.

El sindicato de asistentes de vuelo ha estado trabajando con miembros del Congreso y grupos defensores de las víctimas en legislación que amplíe la capacitación de la tripulación para incluir el manejo de víctimas de agresión sexual en un vuelo, así como crear nuevos estándares de elaboración de reportes de la industria. Comentó que era demasiado pronto para dar detalles.

Una portavoz de la FAA dijo que la agencia no comentaría sobre la legislación pendiente.

“Hay un fuerte cuerpo de investigación que nos permite saber cuándo se ha dado a las personas las herramientas para entender lo que es la violencia sexual, cómo intervenir mejor en casos de violencia sexual, e introducir la capacitación y las políticas así como las medidas que pueden reducir las tasas de violencia sexual y pueden ser en beneficio de la seguridad de los pasajeros”, dijo Palumbo.

© 2016 New York Times News Service