Días después de la aparición de un video en el que Donald Trump alardeaba de abusar de las mujeres, varias de sus presuntas víctimas dieron ayer su testimonio y ahondaron el mayor escándalo ocurrido en la campaña presidencial estadounidense.
Las mujeres denunciaron abusos ocurridos desde los años ochenta del siglo pasado hasta el 2005, cuatro episodios calificados de 'ficticios' por la campaña de Trump, cuyos abogados invitaron a rectificar los medios de comunicación que los difundieron.
El rotativo The New York Times recogió el testimonio de dos de las mujeres, Jessica Leeds y Rachel Crooks, que denunciaron los abusos del hoy candidato presidencial republicano.
Leeds, que ahora tiene 74 años, explicó al periódico neoyorquino que hace tres décadas el magnate se abalanzó 'como un pulpo' sobre ella en los asientos de primera clase de un avión y que le tocó los pechos e intentó meter la mano por debajo de su falda.
Exconcursantes del Miss USA han denunciado que el magnate se paseaba por los vestidores mientras ellas se cambiaban de ropa.
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Crooks, por su parte, relató que en 2005, cuando ella tenía 22 años y trabajaba en la Trump Tower de Nueva York, coincidió con el magnate en un ascensor de ese edificio y que éste, que no la conocía de nada, la besó en la boca.
Los relatos de Leeds y Crooks coinciden con los comentarios realizados por Trump en la grabación que desató el escándalo, que también data de 2005 y en la que el magnate alardeaba de besar y tocar las partes íntimas de las mujeres sin su consentimiento.
'Me atraen las mujeres bonitas automáticamente. Las comienzo a besar, es como un imán, no puedo ni esperar (...). Y cuando eres una celebridad te dejan hacer lo que quieras, puedes hacer lo que quieras (...). Agarrarlas por el coño. Puedes hacer de todo', dijo Trump en una conversación privada con el presentador Billy Bush.
Demanda
En un primer momento, la campaña de Trump calificó el artículo del NYT de 'ficción' y dijo que las denuncias eran una 'difamación coordinada y completamente falsa' contra el republicano. Más tarde, los abogados del magnate invitaron al rotativo neoyorquino a retirar el artículo, rectificar y pedir perdón, de lo contrario amagaron con interponer una demanda.
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Sin embargo, Trump negó durante el segundo debate presidencial con la demócrata Hillary Clinton, haber llevado a la práctica sus comentarios, que calificó de 'solo palabras' y de 'lenguaje de vestuario'.
Al artículo del The New York Times le siguió uno del The Palm Beach Post con el testimonio de Mindy McGillivray, la asistente de un fotógrafo que trabajaba en el hotel Mar-a-Lago, perteneciente al magnate.
McGillivray denunció que durante un concierto de Ray Charles en el hotel, en 2003, Trump, que estaba con su entonces prometida y actual mujer, Melania, la toqueteó detrás del escenario.
De acuerdo con el relato de Stoynoff publicado en People, el magnate la llevó a una habitación del Mar-a-Lago, la encerró y la besó sin su consentimiento. 'Me empujó contra la pared y metió su lengua hasta mi garganta', dijo.
Antes de reencontrarse con Melania y volver al 'modo marido cariñoso, como si nada hubiera sucedido', Trump todavía tuvo tiempo de seguir acosando a la periodista: 'Tu sabes que vamos a tener una aventura, ¿verdad? (...) Vamos a tener una aventura, te lo digo'.