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La lámpara de piel

  • Actualizado: 06 agosto 2013 /

Me mantuve en suspenso durante más de una hora oyendo en televisión la increíble historia de la lámpara de piel, un objeto que fue descubierto por los aliados en un campo de concentración días después de la liberación.

Según el reportaje los actos de crueldad cometidos por los oficiales nazis contra los prisioneros judíos fueron tan sádicos que llegaron al límite de desollar a las víctimas y fabricar con la piel de las mismas objetos decorativos, ejemplo, una lámpara de cuero humano.

Uno de los juicios más sonados en Núremberg después de terminada la guerra se entabló contra la famosa dama Ilse Koch, apodada por los medios de comunicación como la ramera de Buchenwald.

Según los relatos de los testigos, esta hermosa visitante de los campos de concentración, esposa de un alto oficial, pidió que le fabricaran una lámpara con la piel de un cautivo y otros enseres de cuero humano tatuado para conservarlos como símbolos de poder.

En el juicio los abogados pidieron la pena máxima para Ilse pero la condena fue reducida a cuatro años debido a falta de pruebas suficientes: increíblemente la lámpara siniestra había desaparecido misteriosamente días antes de las deliberaciones.

Sin embargo en fechas recientes un vendedor de pulgueros encontró un extraño artefacto de llamativo color flotando en las aguas estancadas del famoso huracán Katrina en New Orleans. De inmediato lo recogió y lo puso a la venta, de pronto un judío americano se interesó en el objeto quien sin meditarlo dos veces lo compró y lo puso en manos de un célebre periodista para que hiciera las pesquisas correspondientes sobre su origen. En las primeras investigaciones de ADN y pruebas mitocondriales el periodista fue sorprendido con el hallazgo que claramente indicaba que aquella lámpara de piel estaba hecha, efectivamente, con cuero humano. Sin embargo para corroborar la investigación el periodista fue más allá y entregó a los laboratorios muestras del hilo y del metal provenientes del mismo artefacto. En todos los casos le confirmaron que la historia era certera, que la lámpara se había elaborado con materiales que tenían aproximadamente medio siglo…

Solo al final algo falló… el reportero recibió una llamada aclaratoria de un laboratorio canadiense donde le informaban que tras una segunda pesquisa descubrieron que en realidad la lámpara en cuestión estaba hecha con cuero de vaca… que habían cometido el error de tomar la muestra del exterior y no del interior como era lo correcto, con lo cual las pruebas de ADN únicamente habían reflejado la contaminación humana por tratarse de un objeto casero. Conclusión, la lámpara de piel no era de piel, sino de cuero de vaca.

Conclusión, Ilse Koch seguirá siendo inocente mientras las pruebas no demuestren lo contrario.