Cuando murió Frank Henry, los periódicos resaltaron en su obituario el hecho de que había encabezado la sucursal del Schweizerbankverein, el coloso financiero suizo, en Nueva York. En realidad, el nombre que figuraba en su acta de nacimiento era Franz Heinrich, pero en los Estados Unidos todos lo llamaban Frank Henry. Poco antes de morir, le confió a su hijo que la frase que deseaba sobre su lápida era: “Jugó y ganó”. Max Gunther dijo sobre él: “Los suizos no se convirtieron en banqueros exitosos quedándose en casa y comiéndose las uñas. Lo hicieron buscando sus oportunidades, enfrentándose abiertamente al riesgo e ideando cómo manejarlo”. Parece ser que hay una idea inexorable que indica que para lograr éxito tiene que invertir algo, que arriesgar algo. Los gusanos para convertirse en mariposas tienen que alimentarse, y por eso se arriesgan a salir y aventurarse donde están los pájaros. Don Benito Juárez, el indio puro oaxaqueño que salió de su pueblo y llegó a ser Presidente de México, tuvo que luchar y arriesgarse casi constantemente. La historia recoge su nombre como el de un triunfador, pero no siempre estuvo en esa posición. Cuando Maximiliano de Habsburgo, apoyado por la famosa legión extranjera francesa y los conservadores mexicanos, pretendieron sustituir su Presidencia por un imperio y un emperador, Don Benito tuvo que probar el destierro. Llegó a escoger café en Nueva Orleans para sobrevivir, pero ni aún esto lo sacó del juego. Finalmente logró regresar a México, reagrupó sus fuerzas y derrotó y fusiló al emperador y a los generales que lo apoyaron. ¿Otro caso? Conozco personalmente a un hombre que tenía pánico al enfrentarse a un público y hablarle. Pertenecía al Club Rotario de Granada, pero decidió jugar y ganar. Tomó uno de los Cursos Dale Carnegie que yo dicté en Managua. ¿El resultado? Fue presidente de su club y más tarde gobernador rotario en su distrito. Su nombre es Armando Navas Ferrari, hoy muy conocido entre los rotarios de Centroamérica. Hay gente que cree que las oportunidades deben surgir a nuestro paso. Un buen jugador crea sus oportunidades y las aprovecha.
LO NEGATIVO: Ser solamente un espectador en el juego de la vida.
LO POSITIVO: Invertir lo necesario, tiempo, esfuerzo y dinero preparándonos para jugar y ganar.