El ejercicio del periodismo definitivamente que está en crisis y en zona de peligro desde hace unas décadas. Múltiples factores acechan la profesión del periodista, quien se aferra a la pluma y al micrófono con el propósito de seguir teniendo influencia en nuestras multiculturales sociedades.
Muchos de los espacios noticiosos de la actualidad se han convertido en escenarios de infoxicación que venden al mejor postor su micrófono, alquilan la pluma para que el poderoso benefactor de las necesidades del periodista defina la línea editorial del espacio.
Lamentablemente la pedagogía se esfumó, hoy en día cuando se enciende la radio o cuando se observa la televisión nos asombramos cuando los pseudoperiodistas se dedican a la extorsión mediática, es decir, tocan los bolsillos de los políticos, empresarios, del Gobierno, entre otros, y si estos no se abren con las cantidades requeridas, entonces diseñan campañas de desprestigio y de señalamientos contra quien negó el patrocinio o la publicidad.
Es urgente que el Colegio de Periodistas y las Asociaciones de Prensa hagan filtros serios de a quienes se les está prestando la altísima responsabilidad de informar a la población y de ser moderadores de la opinión pública. Mucha de esa llamada infoxicación ocurre debido que un alto porcentaje de las personas que se sientan frente a la cámara y el micrófono no han tenido formación académica universitaria en las Ciencias de la Comunicación y del Periodismo.
Antaño, los periodistas eran verdaderos amantes de la literatura, de la construcción magnifica del lenguaje para transmitir aun los episodios más dolorosos de la sociedad; ahora observamos con tristeza cómo se convirtieron en mimos que ocupan su espacio para hacer espectáculos amarillistas que no forman a la población.
Aún con todo ello, en la celebración del Día del Periodista honramos y distinguimos a quienes siguen ejerciendo tan digna profesión con la pluma entintada de la verdad y con el micrófono encendido por la veracidad de la información.
