Esperamos se acabe y no se alargue, una década oscura en la cual se vilipendió el honor de la república en las cortes internacionales, un tiempo fallido donde se esfumó el estado de derecho por medio de megafraudes electorales, violaciones constantes a la carta magna, y actos de corrupción bochornosos que la historia habrá de sopesar.
Con relación al presente de los actos partidarios en los cuales se están proponiendo hipotéticos cambios, debemos fijar posturas claras y quitarnos las máscaras: para citar un caso puntual; estoy en contra del aborto y del matrimonio igualitario, ya que son un atentado directo contra la vida y contra el diseño original para la familia.
Pero también estoy en contra del robo y del latrocinio voraz; en otras palabras, tan mal está promover el aborto y la ideología de género como también desfalcar 6,000 millones de lempiras del IHSS, o comprar latas móviles por más de 1,000 millones de lempiras generando un fraude contra las arcas del pueblo hondureño. Es decir, en las Sagradas Escrituras el no matar está en el mismo nivel del no robarás por lo cual es completamente incongruente que el oficialismo acuse a la oposición sin antes ver su cara sucia en el espejo de la ética y de la moral.
Lo absurdo es nuestra realidad, lo quimérico y lo superfluo es lo cotidiano en este circo que tal parece ha escrito en su libreto la hegemonía de la maldad y del engaño permanente.