28/03/2024
03:06 AM

Humilis et simplex

  • 22 marzo 2023 /

Casi 90 años después de la muerte del alemán Agustín Hombach, CM, el último obispo vicentino que ocupó la cátedra de la capital hondureña. Otro hijo de San Vicente de Paúl, esta vez proveniente de la madre patria, ha sido nombrado por su santidad el papa Francisco, como el séptimo arzobispo de la arquidiócesis de Tegucigalpa. Monseñor José Vicente Nacher Tatay, CM, nació en Valencia, España, el 10 de abril de 1964, en el seno de una familia de tres hermanos. Sintió la inquietud vocacional misionera y vicentina desde muy temprana edad, en su parroquia de origen Monte Olivete, aunque también reconoce una fuerte influencia salesiana durante su juventud.

Tras licenciarse en sociología en la Universidad de Alicante, ingresó al seminario mayor de la Congregación de la Misión de Barcelona en 1985, en donde realizó sus estudios eclesiásticos.

El 20 de enero de 1990 hizo la profesión de votos solemnes y fue ordenado sacerdote el 26 de octubre de 1991. Tras nueve años de servicio en España, fue enviado como misionero a Honduras en el año 2000, en donde ha servido especialmente en la costa norte, en las ciudades de San Pedro Sula y Puerto Lempira, siendo impulsor y gestor de muchos proyectos sociales, educativos y de medios de comunicación. Desde 2016 ha sido el superior regional de la Congregación de la Misión en Honduras. Considera a nuestro país como un don del Señor para él y para el mundo entero y siente que el pueblo de Tegucigalpa le está recibiendo como le despidió la gente de San Pedro Sula, con mucho cariño, respeto y un profundo sentido de fe.

Y es que después del histórico episcopado del cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, el cual quedará grabado con letras de oro, en la memoria y el corazón de muchos hondureños. Monseñor Vicente asumirá las riendas de la provincia eclesiástica más antigua del país, con sede en la capital política, y con un ritmo pastoral que debe aprender a conocer para después reconducir, por aquellos derroteros que el Espíritu Santo, Dios y los signos de los tiempos le dicten.

No obstante, su lema episcopal es toda una declaración de intenciones “Humilis et simplex” (Humildes y sencillos), el cual anuncia a un pastor humilde que intentará llevar adelante, junto con su clero arquidiocesano, una iglesia igualmente humilde, cercana y sencilla a las necesidades del pueblo a quien pretende servir. Una iglesia que debe dar testimonio de austeridad y generosidad al estilo del papa francisco, al estilo de Cristo, siempre en salida hacia las periferias, alejada de carrerismos, intrigas palaciegas y búsquedas mezquinas de poder, que contradigan y esterilicen la acción pastoral eclesial, cuyo único propósito es salvar almas. Que San Miguel Arcángel y nuestra Señora de Suyapa, protejan y e intercedan por este nuevo pastor.