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08:51 AM

Giro urgente

  • 16 octubre 2022 /

Xiomara Castro tuvo una campaña electoral muy exitosa y ganó la presidencia por un amplio margen. Tuvo una inauguración elegante y alegre. Tiene una dignidad y un estilo llamativo. Xiomara también mostró habilidades políticas con su alianza con Salvador Nasralla y su partido político. Mostró buen juicio en decir “no” a las propuestas de una Asamblea Constituyente. Está comprobado que es una buena política, pero ahora tiene un reto distinto: demostrar que es una buena administradora pública.

El expresidente mexicano Vicente Fox fue un buen político, pero no fue, según sus paisanos, un buen gerente. Su victoria puso fin al largo dominio del PRI. Sin embargo, no pudo manejar bien el Estado mexicano y no se vieron los avances económicos o sociales que prometió y que se le encomendaron en las urnas. La experiencia de Fox es una gran advertencia para los líderes de América Latina: ganar elecciones es una cosa, la administración pública es otra.

Todo gobierno debe aceptar que sus ciudadanos tienen el derecho a exigir una buena administración del Estado sin importar el color de su voto. Exigir resultados a las autoridades no es una señal de desaprobación del presidente y su gobierno, ni tampoco es un acto de protesta. Uno puede apoyar al gobierno y a la vez criticar su administración pública.

Los presidentes (y los secretarios de Estado) deben entender que en el transcurso de su administración, su éxito se mide por la eficiencia con la que resuelven los problemas de país. Eso es lo que determina su popularidad y el nivel de respeto que gozarán al final de su período. La clave es la buena administración pública y para llegar a eso, en Honduras se necesita un giro de timón, que nos lleve de la política a la gestión eficiente de los problemas fundamentales.

La burocracia estatal requiere de dirección clara y buen liderazgo. Ya es tiempo que nuestra presidenta, Xiomara Castro, se enfoque en la administración pública. No le corresponde a ella hacer todo, pero sí le corresponde “marcar la cancha” para que todos los servidores públicos, sobre todo los que están en puestos de liderazgo, sepan qué hacer, y lo hagan.

Hay muchos problemas en nuestra economía que están ligados al Estado, y la única solución es que el gobierno cumpla con sus responsabilidades. Estos problemas están frenando la producción y la generación de nuevos puestos de empleo que traerían nueva inversión. Por ejemplo, el gobierno de Honduras tiene la tarea enorme y pendiente de proteger la propiedad privada, sobre todo en las áreas rurales y productivas. Mantener la producción agrícola, e idealmente, fomentar nuevos proyectos que pueden generar empleos.

El gobierno ha sido lento en aplicar la ley y garantizar la seguridad de la propiedad privada. Tampoco ha presentado alternativas para atender y erradicar estas invasiones ilegales de una vez por todas. Más bien, los problemas continúan y se agravan para la insatisfacción de todas las partes. En todo caso, para evitar el colapso de la producción agrícola en amplias partes del país, el gobierno tiene que responder enseguida a las tomas ilegales de tierras. Hacer nada no es una opción.

En energía, los problemas son múltiples y muy complejos. La infraestructura del país es vieja e inadecuada y se necesitan nuevas inversiones de manera urgente. Añadido a esto, la relación entre los productores privados de energía y el Estado es tensa; el Estado considera que los productores han negociado contratos leoninos y no quieren hacer los pagos retrasados, lo cual dificulta la producción de energía y aleja la inversión que se requiere para suplir la energía que el país necesita.

El Estado puede, si así lo definen sus autoridades, comprar las generadoras de energía. Si esto ocurriese, la gerencia de estas empresas sería responsabilidad del Estado, la cual muchos dudamos que sería más eficiente. Los resultados demuestran que las empresas públicas se politizan y pierden su rentabilidad. Basta con ver las interminables protestas y conflictos sindicales en Hondutel, en búsqueda permanente de un socio estratégico que no aparece.

La seguridad ciudadana es otro reto urgente de Honduras y que requiere de un enorme esfuerzo por parte del Estado. Muchos hondureños no se sienten seguros; viven con aprehensión y miedo, temen emprender. El gobierno tiene que trabajar para cumplir sus promesas y planes para ofrecer a Honduras la seguridad que merece.

Como Director Ejecutivo de Cohep, sé que muchos empresarios apoyan a la presidenta Castro. Queremos que tenga éxito, ya que su éxito signifique el regreso a la normalidad de nuestro país. Su éxito es nuestro éxito, es el éxito de todo Honduras. Sin embargo, también debemos exigir a la administración pública que voltee la mirada al abordaje de los problemas más importantes, que defina una ruta de trabajo y la cumpla. Esto es por el bien de nuestra Honduras.

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