Columnas
Sabemos que los años 2020 y 2021 han sido en el siglo 21 los más lamentables para la humanidad, una pandemia del coronavirus que cobró más de 5 millones de vidas y esperando que el año nuevo del 2022 sea diferente y mejor.
Años de luto y dolor, pérdida de seres queridos, familiares, amistades, compañeros de trabajo, de estudio, vecinos, confinamientos en cualquier recóndito lugar del mundo y una crisis económica donde los países pobres ha sido los más afectados.
Trayendo una serie de efectos, aumento a más del 60% de la pobreza a nivel mundial, desempleo, magnas emigraciones buscando otros países con la esperanza de encontrar soluciones para mejores condiciones de vida.
En el caso de Honduras este fenómeno de la pandemia del coronavirus que ha cobrado 10,442 muertes desde marzo del año 2020 hasta el miércoles pasado del año 2021, una crisis económica que ha afectado a la población en general.
Las tormentas Eta y Iota que tanto daño causaron en la zona norte del país, las más grandes caravanas de emigrantes de personas de todas las edades en busca del “sueño americano” huyendo de la “pesadilla hondureña” de la crisis de la salud, educación, desempleo, inseguridad.
Y de la peor pandemia de la corrupción de los gobiernos nacionalistas en sus tres poderes, ministerios e instituciones estatales casi generalizadas. Descalabro del Instituto Hondureño del Seguro Social, hospitales móviles, compras adulteradas de insumos de bioseguridad entre otros.
Lo rescatable: el descenso del coronavirus, recuperación de la economía en el año 2021, la caída del gobierno del presidente Juan Orlando Hernández, donde la dictadura de 50 años en el poder se redujo a 12.
Y donde por vez primera una mujer llamada Xiomara Castro llega al poder en un país llamado Honduras.
