08/10/2024
11:55 AM

¿Le conviene perdonar?

Ocurrió hace ya unos cuantos años.

Emilio Santamaría

Ocurrió hace ya unos cuantos años. Mi hijo Emilio me llamó por teléfono, llegaría un poco más tarde a la oficina de los Cursos Dale Carnegie, en donde trabajamos juntos.

¿La razón? a María, su esposa, “le habían abierto el tonó del carro y le habían robado la batería”. Confieso que me molestó mucho un robo tan artero. Reaccionando inconscientemente, exclamé: “¡Qué malditos esos ladrones!”. Fue entonces cuando Emilio me dio una buena lección: “Es posible que ellos se merezcan la maldición, pero usted no se merece el maldecirlos”.

¿Hay sabiduría en estas palabras? Sí, la hay. Porque no debemos permitir que el daño que nos haya causado alguien, se incremente y afecte nuestra capacidad de pensar correctamente. Solo hay un camino de que lo ocurrido pueda ser constructivo, y consiste en analizar con calma los hechos, aprender la lección para que en lo posible no vuelva a ocurrir y olvidarlo.

¿Pero tenemos siempre el buen juicio de hacerlo así? No, por desgracia nos dejamos llevar por el sentimiento de enojo y centramos reiteradamente nuestros pensamientos sobre el hecho. Así, llenándonos de odio, por justificado que esté, estaremos pagando un precio demasiado alto.

Cuando Cristo nos enseñó en el Padre Nuestro: “Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Nos estaba enseñando sentido común aplicado. Porque cuando una persona nos ofende, se crea en nosotros un sentimiento negativo. Y para no dejarnos arrastrar por esa tendencia, debemos comprender que el perdón es una bendición para quien perdona. Y que es una decisión. En otras palabras, al perdonar, decidimos liberarnos del mal que nos hicieron. Pero ¿deberíamos amarlos?


Dale Carnegie dramatizaba esta idea en una forma genial: “¿Es que nuestros enemigos no quedarían encantados de ver cómo el odio nos está consumiendo? Si no podemos amar a nuestros enemigos, amémonos por lo menos a nosotros mismos. Amémonos lo suficiente para no permitir que nuestros enemigos dominen nuestra felicidad y salud”.


LO NEGATIVO: Calentar tanto nuestros resentimientos, que acaben quemándonos a nosotros mismos.
LO POSITIVO: Comprender que no nos merecemos el odiar a nadie. Perdonar, nos libera de ello.