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El descaro de Trump y la estrella renaciente

  • 28 febrero 2016 /

A través de estos meses, cubriendo la política nacional estadounidense, siempre me pregunté por qué razón será que al magnate Donald Trump nadie le saca nada personal a la luz. Es decir, le critican las barbaridades que dice públicamente en algunas oportunidades, como decir que los mexicanos que pasan la frontera son delincuentes (todos), pero hasta el momento, el hombre ha sido imparable.

Las técnicas políticas sucias hacen que los candidatos en algunas oportunidades sufran de un escándalo relacionado con algo personal, y caigan en las encuestas de opinión, o en algunos casos destapan ollas podridas que es mejor que se sepan.

Es una realidad que en Estados Unidos la vida personal de los candidatos afecta la credibilidad de los mismos, a diferencia de Latinoamérica en la que un político que no pague impuestos o que tenga amante no es noticia negativa (generalmente). Se queda guardadita.

Esta semana en el último debate, antes de que se jueguen la nominación los candidatos republicanos en la primaria de 16 estados de la unión americana, Trump sufrió ataques personales de parte del senador de la Florida Marco Rubio, en un contexto público que deja mucho que desear del candidato, pero que no sé hasta dónde afecte al electorado que lo ha endiosado.

¿Le preocupa a la gente que Donald Trump diga que hará un muro gigante para que no entre la inmigración ilegal a través de la frontera, pero que presuntamente contrata empleados ilegales en sus proyectos de bienes raíces? ¿Le preocupa a la gente que haya creado una universidad que fue un presunto fraude? ¿Qué haya hecho bancarrota? ¿Qué no quiera mostrar los impuestos? ¿Qué se muestre como un fascista pero que a su vez se aproveche del sistema y ahorre en la contratación ilegal? ¿Y por qué en otros debates nadie se lo mencionó?

La realidad es que hasta el momento, ni siquiera que sus hijos anden de cacería con trofeos de colas de elefantes publicadas en fotos en las redes sociales, o que él no tenga la típica pareja americana casada de por vida (como la de Rubio que es muy dulce, con sus cuatro hijitos) le ha importado a sus seguidores.

Tampoco les ha importado que Trump ataque vía redes sociales a las mujeres o a los mexicanos o que diga que su muro en la frontera será más alto porque el ex presidente Vicente Fox lo ha criticado y ha dicho que México no lo pagaría. Y ojo, Trump también ha dicho en el debate que si México no paga, cancela las relaciones comerciales porque los mexicanos le deben mucho dinero a los estadounidenses.

¡Así de fácil! Sin duda, Rubio fue la “estrella renaciente” del partido republicano durante el debate en Houston, Texas, visto en todo el país por medio de una cadena hispana, y por la CNN, porque finalmente alguien le dijo unas cuantas acusaciones que dejaron a Trump sin argumento.

¿Será tarde para Rubio y para el Partido Republicano (aquellos que no quieren a Trump)? ¿Cuántos votantes de Trump vieron el debate que fue más enfocado en la hispanidad que en nada más? Pronto lo sabremos.

En el llamado Súper Martes se juegan 661 delegados para los republicanos. No es determinante, pero si Trump gana todos o la mayoría, matemáticamente la única forma que tendría Rubio de acercarse a la nominación sería ganando los Estados que vienen después, como la Florida, en los que se llevaría todos los delegados.

Esta elección (y esto va para ambos partidos) está redefiniendo los intereses de Estados Unidos, los valores y dándole un aire de rechazo a la política convencional a las nuevas generaciones. Que admiran más a un Trump (con todas sus reacciones y aparentes faltas de valores y moral) que a un Rubio o un Cruz que tienen sus bellas familias y sus aparentes valores y morales bien puestas. Ya veremos qué pasa. Queda tela por cortar. @sabinacovo