Las heridas emocionales no tienen distinción de raza, educación, economía, esto afecta a toda la humanidad. Las heridas siempre de mayor incidencia son el miedo a ser abandonados.
La típica historia de niños que escucharon en su infancia ¿con quién te vas o quedar, con papá o mamá? trajo desórdenes afectivos y un profundo miedo a la soledad, el miedo del rechazo en sus pensamientos, creencias y sentimientos. Se manifiesta, ya que son personas que se sienten poco merecedoras de afecto, no de la comprensión de los demás, están llenas de fantasmas interiores, el miedo a sentirse humillado, todo resultado de experiencias y valoraciones negativas de la infancia.
Necesitan la aprobación constante de los demás, su autoestima es baja y siempre intentan humillar a los demás para ellos no ser humillados. Si usted quiere ver una radiografía clara de las heridas del alma es sencillo, sus manifestaciones son la irritabilidad, la poca tolerancia, sentimientos que se elevan, enojo continuo hacia los demás, frustración, escapismo, venganza, perfeccionismo, impulso, amargura, tristeza, abuso emocional, hostilidad hacia los demás, a sí mismo y hacia Dios.
“El corazón tiene razones que la razón ignora”: Blaise Pascal. Es el tiempo que como personas, sociedad y nación podamos resolver los sentimientos de culpa, cargar con ese equipaje es llevar sobrepeso, pues no podremos avanzar lejos ni llegar al destino.
“No encuentres la falta, encuentra el remedio”: Henry Ford. La sanidad es un milagro; las heridas son la suerte de los humanos, y pareciera que nadie se escapa de los desafíos y desilusiones de este mundo. “Se burla de las llagas el que nunca recibió una herida”: Shakespeare. “Para sanar este dengue moral es necesario buscar no medicina, sino al que sana. “él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”: Salmo 147:3.