Hay quienes, al borde del precipicio de su vida, en lugar de mirar atrás con humildad y construir un puente para quienes vienen detrás, prefieren prolongar, incluso en sus últimos días, el caos que siempre los definió.
Vivimos en una era donde la desvergüenza no escandaliza, sino que se celebra. El egoísmo y la corrupción moral, lejos de ser rechazados, se han normalizado. En lo familiar, lo político, lo religioso y lo empresarial, las ruinas de las malas decisiones siguen creciendo, dejando tras de sí un legado tóxico que parece no importarle a nadie.
En lo familiar, ¿cuántas veces hemos visto a quienes, en sus últimos días, optan por sembrar divisiones en lugar de reconciliarse? Prefieren avivar resentimientos y su descendencia no recibe sabiduría ni calor humano, sino herencias de odio.
En lo religioso, el púlpito se ha convertido en un pedestal de hipocresía. Hay líderes espirituales, llamados a guiar con compasión, eligen dividir y manipular. Predican amor desde un trono de arrogancia, y el juicio que temen no es divino, sino perder el control.
En lo empresarial, habría algunos de los supuestos “visionarios” que dejan un rastro de contubernio en falta de transparencia, evasión fiscal, exprimen a los trabajadores, disfrazan ayudas sociales con fundaciones, también corrompen a los que tienen bajos compromisos con la moralidad y hablan de progreso, pero lo único que construyen son ruinas que tardarán generaciones en sanar.
Y en la política, el cinismo se ha convertido en un legado. Políticos que, después de años de abusos y corrupción, se aferran al poder, indiferentes al daño que han causado. Sus nombres son sinónimo de estancamiento y decadencia, pero no les importa; su ambición personal es su única brújula.
No hay riquezas ni títulos que valgan, solo el juicio interno que nadie puede evitar. La falta de vergüenza no es fortaleza, es vacío.
Siempre hay tiempo para elegir qué heredar. En un mundo saturado de sinvergüenzas, la resistencia, aunque sea silenciosa, siempre será más solida que cualquier mentira bien construida.