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Dedicando tiempo

  • 07 enero 2022 /

Hablando de la naturaleza del amor de Dios, un autor contaba la siguiente historia sobre una persona llamada Sandra: “Cada vez que mi abuelo me llevaba a la playa —recuerda Sandra—, se sacaba el reloj y lo guardaba. Un día le pregunté por qué lo hacía.

Él sonrió y contestó: ‘Porque quiero que sepas cuánto me importa estar contigo. Solo quiero disfrutar de ti y dejar que el tiempo pase’”.

Esta remembranza, Sandra la compartió en el funeral de su abuelo. Fue uno de los recuerdos favoritos de su vida junto a él.

Luego el autor reflexionaba sobre cuán valiosos nos hace sentir que otros nos dediquen tiempo. Eso le recordó las palabras de las Escrituras sobre el cuidado amoroso de Dios.

Está claro que Dios siempre tiene tiempo para nosotros. Por ejemplo, Hechos 17:27 dice que Dios nos hizo para que lo busquemos y podamos encontrarlo. Aunque lo cierto es que no está lejos de nosotros.

Mateo, por su parte, pone en boca de Jesús la siguiente frase categórica con respecto a su compañía: “Tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos” (28:20 NTV). Y el profeta Isaías, actuando como vocero divino, afirma lo siguiente: “Por tanto, no tengan miedo, pues yo soy su Dios y estoy con ustedes. Mi mano victoriosa les dará fuerza y ayuda; mi mano victoriosa siempre les dará su apoyo” (41:10 TLA).

Ahora la pregunta honesta que deberíamos hacernos es: ¿le estamos dedicando tiempo nosotros a Dios? Dios siempre se quita el reloj y lo guarda para demostrarnos que somos importantes. ¿Hacemos nosotros lo mismo?

Si todavía no, le invito a hacerlo sin demora.

Hoy es el tiempo preciso, siendo esta la esperanza: que en la medida que vayamos desarrollando una relación de calidad con Él (que es lo mejor para nosotros), podamos decirle en algún momento y de corazón: “Te amo. Solo quiero disfrutar de Ti y dejar que el tiempo pase”.