01/04/2025
12:25 AM

De libros muy feos e inexactos

Víctor Ramos

En 1930, Arturo Mejía Nieto, escritor hondureño nativo de La Esperanza, Intibucá, recién galardonado póstumamente, por iniciativa mía, con el Premio Nacional de Literatura, reenvió su libro “Relatos nativos”, publicado en Tegucigalpa, a Carmen Lyra, hasta Cartago, en donde residía la connotada escritora costarricense. El libro no mostró mayor interés para Carmen Lyra, sino hasta un año después, cuando el autor hondureño le envió otro libro de cuentos titulado “Zapatos viejos”, editado en Buenos Aires, Argentina. La narradora tica, entonces, escribió una importante nota crítica sobre las narraciones de Mejía Nieto que yo he comentado en un extenso trabajo publicado sobre el esperanzano. Pero ahora me interesa destacar su opinión expresada en los primeros renglones de su artículo crítico, aparecido en Repertorio Americano, en 1931, sobre la calidad de la presentación de “Relatos nativos”, como he dicho, impreso en Honduras: “Hace más de un año que Arturo Mejía Nieto me envió desde Honduras su libro ‘Relatos nativos’. Una edición humilde, más bien fea, como son la mayor parte de las ediciones que se hacen en América Central”. Carmen Lyra destaca la horripilante presentación del libro de Mejía Nieto impreso en Honduras, situación que no ha cambiado en gran manera en nuestro tiempo.

Actualmente tenemos un sinnúmero de jóvenes dedicados a la escritura que publican sus libros en imprentas que no ofrecen ningún cuidado en su presentación y diagramación, generalmente debido a que los dueños de imprenta y los diagramadores no tienen noción de cómo se hace un libro y en algunos casos porque el mismo escritor se mete a la tarea de ser editor sin tener los conocimientos necesarios. Es esa la razón por la que caen en nuestras manos muchas publicaciones nuevas que, si hubieran ido a las manos de la laureada Carmen Lyra, habría dicho lo mismo que cuando se refirió a “Relatos nativos”: una edición fea.

Existe en América Latina una organización dependiente de la Unesco, con sede en Bogotá, llamada Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, más conocida como Cerlac, que pone énfasis en que los libros no se vean feos y se ajusten, en su edición e impresión, a normas elaboradas por el mismo organismo, que establecen cuáles son los componentes de un libro. Estas reglas son desconocidas por nuestros impresores y por gran parte de quienes se atreven a diagramar. Todavía nos encontramos con libros impresos nomás ayer que vienen pegados con grapas, sistema que se ha superado mediante el pegado con goma o costura.

Pero mucho más grave es que muchos libros, sobre todo los de contenido científico, introducen errores, en historia, por ejemplo, que después otros investigadores toman como referencia y de esa manera difunden información falsa, como por ejemplo cuando un autor une en matrimonio a una persona que vivió en un determinado siglo con otra cuya existencia transcurrió lejana en el tiempo, en otro siglo. Algunas obras de estos escritores se han convertido en falsos referentes. Otro ejemplo es lo que se nos ha contado en relación con lo ocurrido el 15 de septiembre de 1821 y por qué se disolvió la Federación Centroamericana. Los nuevos datos, aportados principalmente por escritores mexicanos, nos aclaran con base en documentos e interpretaciones más sensatas la auténtica verdad sobre esos hechos históricos.

Tenemos, por supuesto, editoriales que hacen un amoroso cuidado de sus ediciones, pero las hay que no entienden la importancia de la justeza de lo que se publica, sobre todo si se trata de la reproducción de textos antiguos, que son transcritos con infinidad de inexactitudes, que no cumplen con las normas de Cerlac, que ni siquiera enumeran las páginas y con inexactitudes que, más tarde, investigadores nacionales o extranjeros los tomarán como referencias apegadas a la verdad. Para evitar estos inconvenientes, los libros antiguos es preferible reimprimirlos como fueron editados en su edición original, denominada edición príncipe, mediante copia mecanofotográfica; a este tipo de impresiones lo llaman edición facsimilar. Se han dado casos en que las ediciones facsimilares han resultado muy malas, así las ediciones príncipes, las realizadas hace décadas, las superan en calidad. Debemos hacer un esfuerzo para que los editores y quienes se atreven a publicar un libro por su propia cuenta -me refiero a los detalles de la presentación del libro- conozcan cuáles son las normas de la diagramación de un libro propuestas por Cerlac, o tomar como guía un libro de las editoriales españolas o europeas famosas que sí se apegan a estas normativas universales.

Como dirigente de la Academia Hondureña de la Lengua, me comprometo a promover un seminario para que los impresores, editores y escritores sepan cómo se organiza y edita un libro. Así evitaremos que, desde el más allá, doña Carmen Lyra nos reprenda porque seguimos ofreciendo libros con presentación y diagramación fea.

las columnas de LP

Cubierta de hielo amaneció La Esperanza, Intibucá
La temperatura en algunos lugares de La Esperanza se reporta hasta en -1 grado centígrado. En la noche es cuando más helado se siente, reportan pobladores
Keep WatchingNext video in 8 seconds
0 seconds of 1 minute, 5 secondsVolume 0%
Press shift question mark to access a list of keyboard shortcuts
Próximo
Así avanza la pavimentación con concreto hacia La Esperanza, Intibucá
01:53
00:00
01:05
01:05