19/12/2025
10:15 AM

Culto a María

Henry Asterio Rodríguez

La semana pasada concluyó el mes de mayo, mes que, por tradición, los católicos dedicamos a la beatísima Madre de Dios, María Santísima.

Y se me quedó este artículo en el tintero, que creo oportuno compartir ahora.

El culto mariano es una realidad en la fe cristiana católica desde sus comienzos. La importancia de la figura de la Madre del Redentor junto a la comunidad apostólica, ha quedado registrada en la Sagrada Escritura (cfr. Hch 1,14).

El papel de María de Nazaret en la historia de la salvación, la convierten en puerta del cielo, pues a través de ella entró la salvación al mundo.

También en nueva arca de la alianza, pues en su seno se albergó, y protegió al que establecería la alianza definitiva entre Dios y los hombres, nuestro Señor Jesucristo.

Y esto es clave para entender cuál es el tipo de culto que se le oferta a la Madre de Dios en la Iglesia: “María, elevada por la gracia de Dios por encima de todos los ángeles y de todos los hombres, como Madre de Dios Santísima, es honrada por la iglesia con un culto especial, que difiere esencialmente del culto de adoración que se rinde al verbo encarnado, así como el padre y el espíritu Santo... Ese culto enteramente singular, la iglesia lo aprueba y favorece” (Cfr. LG 66-67)

A este culto lo llamamos “hiperdulía”, o veneración extrema, que no es otra cosa que el respeto y la honra de la memoria de la vida de María, por haber sido colaboradora privilegiada de la historia de la Salvación. No se trata de idolatría, porque la “latría” (adoración) es exclusiva de Dios, por tener la excelencia absoluta e infinita. María en la Iglesia es venerada, más no adorada, “Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús” (1 Tim 2, 5).

En una reciente entrevista, el papa Francisco hizo alusión a esta realidad del culto mariano católico: “La virgen nunca ha pedido ser protagonista, su rol siempre ha sido señalar a Jesús” «Hagan lo que él les diga» (Cfr. Jn 2,5).El papa también hizo alusión a las distintas “Apariciones Marianas” alrededor del mundo, respecto a ellas afirmo: “No todas son reales” cuando una devoción mariana está centrada en sí misma, deja de ser buena para la devoción en general y para quienes la practican.

Actualmente, existen únicamente doce apariciones autorizadas y reconocidas por la Santa Sede, entre ellas Guadalupe (México), Lourdes (Francia) y Fátima (Portugal). Una auténtica aparición mariana siempre contribuirá a la evangelización, y a la edificación de la Iglesia, nunca producirá confusión entre los fieles. Ave Regina Caelorum.