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¿Conocimiento? (II parte)

  • 16 noviembre 2022 /

Muchas personas de mi generación crecimos escuchando de nuestros padres y maestros la frase: “Tienes que estudiar para ser alguien en la vida”. Esta sentencia lapidaria tiene como base, algunas ideas que, aunque aparentemente relacionadas, hoy en día, su conexión no resulta ser tan evidente para todos: aprender, para progresar y tener éxito.

Y es que otra de las grandes paradojas de este tiempo en que, el conocimiento y la información están al alcance de la mayoría es que, la educación formal que otrora se consideraba el ideal de la vida, en aras de crecer y prosperar, hoy en día para muchos jóvenes es prescindible, e incluso desdeñable.

El problema radica, por una parte, en que los conocimientos y estudios académicos han ido cayendo en la simplista categoría de herramientas. Útiles únicamente para integrarse al ámbito laboral, o bien para desarrollarnos profesionalmente.

Todo esto con el objetivo de triunfar, según las expectativas y la filosofía de este tiempo, en otras palabras, de tener dinero. Identificar éxito con el número de ceros que tenga mi cuenta bancaria, es una de las grandes mentiras de esta época superficial, vana, materialista y sin norte.

De aquí se entiende la actitud despreciativa de la juventud frente al estudio, las artes, la cultura general o a la posibilidad de alcanzar una carrera universitaria, cuando el mundo ofrece maneras más “fáciles” para obtener ganancias”. Por otra parte, ¿de qué sirve “invertir” 3 o 5 años de mi vida en una universidad, si “cualquier” pseudo experto, con acceso a internet, es capaz de cuestionar mis conocimientos formales, y académicos, por medio de un TikTok? Y es que siendo sinceros el panorama no da para más, en Honduras, según cifras del INE para julio de 2021, el 32.9 % de los jóvenes en edad universitaria, no estudia ni trabaja, la tasa global de desempleo en el país, para mayo de este año era de 8.6 % la segunda más alta de Centroamérica, lo que significa que un 56% de los hondureños en edad laboral (3.3 millones de personas) no tiene un empleo.

Más de 40,0000 jóvenes graduados universitarios se encuentran en el llamado parqueo laboral. Como vemos, hay poco incentivo para estudiar, cuando el conocimiento se vuelve un instrumento exclusivo para ganar. Por ello, conocer, aprender y cultivarse deben superar la simple ambición material.

Es necesario encontrar nuevos estímulos, unos más nobles, que nos hagan recuperar la sana alegría que provoca el placer de aprender, abriéndonos a conceptos, habilidades, personas y conocimientos nuevos que hagan de nosotros un mejor ser humano, alguien mejor que ayer, para ser uno mucho mejor mañana.

Por eso ambicionemos el mayor y mejor de los conocimientos, como dice San Pablo: “Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo.” (Filp 3, 8).