Avalancha china

El cliente cree que da igual comprar aquí o allá, porque todos venden lo mismo. Y si un producto falla, aunque no lo haya vendido usted, la mala fama alcanza a todos.

  • 08 de septiembre de 2025 a las 23:08 -

Honduras le compra mucho más a China de lo que ese país nos compra a nosotros. Esa diferencia se siente en carne viva en San Pedro Sula, donde cada mercado, cada bodega y cada pulpería están inundados de productos chinos que entran sin parar. Es una avalancha que parece imparable y que está arrinconando poco a poco al pequeño comerciante local.

Usted lo sabe: los precios se han deformado. Usted compra con esfuerzo unas cuantas docenas, mientras un importador grande trae miles de unidades en un contenedor. El resultado es que el precio de referencia en el mercado se desploma. El consumidor ya no mide calidad ni respaldo, solo mide precio. Y esa carrera hacia lo más barato siempre deja al microempresario en desventaja. Lo que antes era variedad ahora es saturación. Todo se repite: ropa, zapatos, electrónicos, bisutería. La oferta es tanta que su negocio queda invisible. El cliente cree que da igual comprar aquí o allá, porque todos venden lo mismo. Y si un producto falla, aunque no lo haya vendido usted, la mala fama alcanza a todos. La reputación de su tienda se ve golpeada sin tener la culpa. Mientras tanto, usted cumple con impuestos, alquiler y permisos, pero muchos de estos importadores operan en la sombra. Traen mercancía sin controles, venden más barato porque no pagan lo que a usted le exigen. Esa competencia desleal lo deja como el “caro”, cuando en realidad lo único que hace es cumplir con la ley. Lo más grave es la dependencia que se está creando. Cada día que el cliente se acostumbra más a lo chino, menos espacio queda para lo local. Y si mañana suben los fletes o cambian las reglas, el pequeño comerciante quedará paralizado, sin alternativas.

Pero hay salida. Usted no puede competir en precio, pero sí en valor. La cercanía, la confianza y el servicio no se importan en un contenedor. Personalice su venta, dé garantía directa, ofrezca entregas rápidas, construya una historia local detrás de cada producto. Muestre con orgullo lo hecho aquí. Y no se quede aislado: únase con otros, compre en conjunto, cree alianzas que lo fortalezcan. La invasión es real, pero rendirse no es opción. Usted puede convertir esta amenaza en una oportunidad si entiende que el futuro de su negocio no está en competir con China, sino en diferenciarse de ella.

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