04/05/2024
04:30 PM

Recuperación del Partido Liberal

Juan Ramón Martínez

Hay muertos difíciles de enterrar; porque gozan de buena salud. Es el caso del Partido Liberal.Desde 2008, --cuando el presidente había dejado de ser liberal para convertirse en socialista--, este partido ha estado en agonía. En los últimos momentos, incluso, en grave caso de inconsciencia. Los “médicos” que le atienden, lo han mantenido con respiración asistida, en un proceso de recuperación que empieza a dar los primeros resultados. En una paradoja, que solo se observa en política: el Partido Liberal se recupera, en la medida en que menguan las fuerzas de su “agresor”.

Libre pierde fuelle y aunque Zelaya como personalidad política se mantiene en tercer lugar, el Partido Liberal, según la última encuesta publicada por este periódico, por primera vez –después de los nuevos daños que le infiriera al cuerpo macerado del liberalismo Orlando Zelaya Medrano– se coloca en tercer lugar, después de Nasralla, el político que parece que no necesita partido, porque se basta a sí mismo y del Partido Nacional que, como instituto político es el de mayor fuerza y consistencia. Este hecho ha producido como efecto esperanzador el regreso de muchos líderes liberales; la emergencia de una candidatura que mezcla la protesta callejera como estrategia política usada también por el Partido Liberal ( Suyapa Figueroa) y del trabajo de otros más que ven posibilidades que el muerto hospitalario, se recupere y como el Cid Campeador, gane la batalla y derrote a sus adversarios. Principalmente a los Zelaya-- al número uno y al numero dos -- que los liberales poco a poco, han ido descubriendo que son, los dos, responsables de su debacle y larga enfermedad.

Por supuesto, los liberales, en la medida en que ha perdido el calor de sus bases, característico de un partido democrático, para volverse un feudo, --patrimonio de unos pocos líderes capitalinos--, empiezan a moverse y a chocar unos con otros. Desde arriba es difícil que el Partido Liberal se recupere y sea una opción electoral en contra del Partido Nacional que, con Libre, ha hecho lo que ha querido, usándolo incluso como palanca electoral para determinar sus éxitos continuos. Tendrá que producirse un movimiento de abajo hacia arriba, en el que los ciudadanos de a pie se muevan, derriben los feudos capitalinos e impongan su voluntad. Suyapa Figueroa, que conoce las calles, tiene muchas lecturas y exhibe competencia gremial, puede reconstruir las piernas dañadas del PL. Y por sus estudios médicos, tendrá la compasión para que el liberalismo recobre la confianza. El enfermo sigue en el hospital. Aunque ha salido de cuidados intensivos, tendrá que ser atendido por especialistas y sometido a terapias de larga duración. Por supuesto, no solo hace falta contar con doctor para asegurar la recuperación. Hace falta que el cuerpo liberal recupere la voluntad de vivir.

Una vez que ello ocurra y el PL recobre el tiempo perdido, la dinámica política será más ordenada, cívica y democrática. Los nacionalistas, si pierden, no conspirarán como en el pasado contra los liberales. Y estos, con la experiencia de la estadía hospitalaria, pueden gobernar mezclando la competencia técnica, con la sensibilidad social y reformista que necesita el país.