14/05/2025
11:46 AM

Censura o muerte

Según el Comité para la Protección de los Periodistas, CPJ, 64 periodistas fueron asesinados en todo el mundo en los últimos doce meses. El 2007 ha sido un año malo para los periodistas. Hacía más de una década que no se llegaba a una cifra tan alta.

    Según el Comité para la Protección de los Periodistas, CPJ, 64 periodistas fueron asesinados en todo el mundo en los últimos doce meses. El 2007 ha sido un año malo para los periodistas. Hacía más de una década que no se llegaba a una cifra tan alta.

    La mayoría de los periodistas fueron asesinados –silenciados- en represalia directa por su tarea. Los menos murieron cumpliendo trabajos de riesgo o víctimas del fuego cruzado en enfrentamientos bélicos. Estos crímenes que apuntan a 'parar' una información y al tiempo generar autocensura, no sólo privan de la vida a un ser humano, sino que lesionan el derecho a la libre expresión del pensamiento y muy especialmente el derecho a informarse.

    Para el ejercicio de este derecho a la información de los ciudadanos, también el año 2007 ha sido malo. A las muertes se suman otro tipo de medidas que resultan mucho más efectivas para manipular la información y coartarle a la gente su derecho a saber lo que pasa. En este aspecto, Cuba es emblemática: no ha habido un periodista asesinado en decenas y decenas de años y sin embargo el pueblo cubano debe ser uno de los menos informados y más mal informados –sólo reciben propaganda- del planeta. En América Latina, la aparición de gobiernos neopopulistas con tendencias autoritarias ha pautado un recrudecimiento de los ataques a la prensa. Pretenden que los ciudadanos sólo se informen a través de la versión oficial y la prensa complaciente.

    Son gobiernos autoproclamados progresistas que arrementen contra las constituciones que limitan su permanencia en el poder y que atribuyen todos sus males a conspiraciones de la prensa y los periodistas. No matan a periodistas, pero los presionan de todas formas y a los medios independientes, no complacientes u opositores, los 'sancionan' por la vía de la publicidad oficial, con 'los inspectores' fiscales o la no asignación de cupos o divisas para importar papel u otros insumos. En algún caso cerraron radio y tv.

    Todo empieza con insultos y acusaciones desde la cúpula descalificando a medios y a periodistas. Chávez y los Kirchner en esa tarea van a la cabeza y muy cerca el pelotón con Rafael Correa, Daniel Ortega, Evo Morales, Tabaré Vázquez, a los que se suma cada tanto álvaro Uribe.

    En Uruguay, hace unas semanas, el presidente Vázquez envió un documento al Ministerio de Defensa para que investigara lo que allí se denunciaba. En ese documento se involucraba en operaciones de compra de armamento al hermano y secretario privado del vicepresidente Rodolfo Nin Novoa. La prensa se enteró y divulgó el hecho para que los ciudadanos supieran lo que estaba pasando.

    Nin se enojó con la prensa, pero no con el Presidente que dio trámite a la investigación. Esto hubiera significado lavar 'los trapos sucios' en público. Mas fácil es atacar a la prensa y hablar de una conspiración mediática. En esa campaña de autodefensa, entre otros argumentos Nin recurrió al ya viejo y manido recurso de cuestionar la legitimidad de los medios, que no son electos popularmente (como ellos, los políticos). Eso lo vienen haciendo los políticos y gobernantes desde hace mucho. La hoy presidenta argentina, Cristina Kirchner, siendo senadora, la llamó 'la oposición no votada' y preguntó más de una vez qué elecciones ganaron prensa y periodista y por quiénes son votados.

    Parecería que los gobernantes que recurren a esa argumentación piensan que los ciudadanos, entre ellos los ciudadanos periodistas, necesitan ser votados para hacer uso de la libertad de expresión y para ejercer su derecho a la información. Ignoraron que se trata de un derecho inalienable de los ciudadanos; que no es una concesión, que no se lo deben a nadie y que nadie está facultado para recortarlo o eliminarlo, y menos con el cuento de 'que no fueron votados'.

    Es extraño que personajes que se llenan la boca hablando de derechos humanos se burlen de ese derecho que es uno de los básicos y garantía de los otros. Con ese criterio, esos señores mañana pueden sentirse con el poder de mandar al paredón a cualquier persona con el argumento de que su vida no tiene respaldo electoral: es decir que están viviendo se haber ganado ninguna elección.

    Y todo eso, sin tener en cuenta que los medios se someten a un plebiscito diario, cosa que no pasa con los gobernantes. Por ejemplo, a Cristina Kirchner en estos días quizás no le iría tan bien como en octubre, aun si Chávez le enviara un container con dólares.