The New York Times
Por: James Wagner/The New York Times
CIUDAD DE MÉXICO — Flip Gordon estaba en la lona.
Estaba en la arena como luchador de lucha libre en México, recibiendo una paliza en una reciente lucha de relevos. Mientras el musculoso Gordon batallaba para ponerse de pie, un breve cántico resonó en el aire: “¡Gringo! ¡Gringo! ¡Gringo!”.
Cuando Gordon, cuyo verdadero nombre es Travis Gordon Lopes Jr., entra al ring, su presencia plantea algunas preguntas potencialmente incómodas. ¿Qué sucede cuando un estadounidense compite en un espectáculo mexicano —conocido por máscaras coloridas, atuendos extravagantes y suertes de alto vuelo— vistiendo camuflaje? ¿Pueden los fans, envueltos en el nacionalismo mexicano incitado por las amenazas del Presidente Donald J. Trump contra su País, apoyar a un hombre vestido como G.I. Joe? ¿Y qué le sucede a un luchador en un momento de tensión entre su País de origen y su nuevo hogar?
Los extranjeros en el mundo de la lucha libre suelen luchar como “rudos”, pero Gordon lucha como “técnico”, un tipo bueno, gracias a su estilo refinado y a cómo conquistó al público.
Gordon creció en Montana, se alistó en la Guardia Nacional del Ejército en el 2012 y sirvió seis años en Idaho y Massachusetts. Se ganó su apodo por hacer volteretas, y su meta era convertirse en uno de los mejores luchadores de EU.
Abucheado
Inició su trayectoria como luchador, malabareando las competencias con sus compromisos militares y realizando viajes ocasionales al extranjero —incluyendo a México, donde debutó en la lucha libre en el 2017. En uno de esos viajes, conoció a Barby Villela, de 36 años, quien trabajaba en mercadotecnia para la organización que promueve la lucha libre en México. Comenzaron a salir y se casaron en el 2023. Gordon se mudó a México de tiempo completo ese año.
Al principio de su trayectoria como luchador, comentó Gordon, intentó ocultar su pasado militar. Algunos luchadores veteranos lo animaron, y comenzó a usar camuflaje.
Una vez en México, le preocupaba la reacción que obtendría. Y sí, fue abucheado. Los aficionados no querían apoyar a un estadounidense enfrentándose a luchadores mexicanos en un deporte muy mexicano. Su vestimenta de soldado sólo aumentó la animadversión entre los fans.
La historia compartida de ambos países incluye varios casos de intervención militar estadounidense. Ahora Trump ha amenazando con aranceles elevados y la posibilidad de acción militar.
Gordon se define como “muy apolítico” y se negó a comentar sobre las acciones de Trump hacia México. Sin embargo, acoge la imagen de un soldado estadounidense. Antes de una pelea, hace un saludo militar, llevándose la mano derecha a la ceja.
“Su carácter y el consejo de lucha libre lo tenían marcado como el gringo contra el mexicano”, dijo Fernando Damirón, de 31 años, empleado del Gobierno y aficionado a la lucha libre de la Ciudad de México, quien confesó haber abucheado inicialmente a Gordon.
En enero del 2024, tras perder contra Ángel de Oro, un rival, Gordon lo retó a una revancha en un spanglish bastante malo. Su oponente se burló y dijo que aceptaba “para enseñarte a respetar a los mexicanos”.
Pero Gordon comenzó a adaptarse a su nuevo hogar. Empezó a usar más español. Villela animó a Gordon no sólo a interpretar el personaje de un supersoldado, sino también a lucir su físico. Gordon comenzó con un viejo uniforme del Ejército modificado: pantalones, botas y una chamarra con las mangas cortadas.
El enfoque —y las crecientes habilidades de lucha libre de Gordon— dieron sus frutos. En otoño, se convirtió en el primer estadounidense en ganar un título de peso mediano. Ahora, Gordon da entrevistas en su segundo idioma, sin temor a cometer errores. Recientemente firmó un contrato multianual con el consejo de lucha libre y dijo que espera obtener la ciudadanía mexicana en unos años. Su hija nació en México el año pasado y Villela está esperando su segundo hijo.
“Estoy orgulloso de mis orígenes, pero también estoy orgulloso de estar evolucionando como persona y acogiendo una nueva cultura”, dijo Gordon.
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