Sin sombra, sin respiro y sin opción: la nueva brecha de desigualdad en Estados Unidos

Las olas de calor se están volviendo más peligrosas y más largas, causando el doble de muertes relacionadas a las altas temperaturas en EEUU.

  • 28 de agosto de 2025 a las 14:40 -
The New York Times

Por: Jeff Goodell/The New York Times

En las regiones más calurosas de Estados Unidos, como Texas, donde vivo, la crisis climática no sólo está cambiando nuestro mundo, sino que también lo está dividiendo. Cuando el calor aumenta durante el verano, nos transformamos en un estado bipartidista: los frescos y los cocinados. De un lado, hay agua, sombra y aire acondicionado. Del otro, hay sudor, sufrimiento y, a veces, incluso muerte. No importa dónde vivamos, debemos actualizar nuestra concepción del calor como una fuerza disruptiva y castigadora.

Los frescos son personas como yo, que trabajamos principalmente en interiores, bañados por la suave brisa del aire manufacturado.

Los cocinados son personas como Matthew Sanchez, el encargado del asador en Terry Black’s BBQ en Austin, Texas. En un sábado ajetreado, él y sus compañeros de trabajo pueden asar a la leña unos 900 kilos de brisket de res en cinco largas parrillas de acero. En verano, el área se calienta tanto que rompe los termómetros que cuelgan de la pared.

También conocí a un techador que me contó que se había desmayado dos veces por el calor, una vez cayéndose del techo y fracturándose la muñeca. Un trabajador agrícola diagnosticado con enfermedad renal crónica (consecuencia común de trabajar largas horas bajo el calor) dijo que seguía trabajando porque no tenía otra forma de mantener a su familia.

No se trata sólo de que la temperatura promedio diaria esté aumentando. También es que las olas de calor se están volviendo más peligrosas, más largas, más calurosas y más húmedas. Las noches también son cada vez más calurosas, presentando un riesgo especial para quienes trabajan en el calor, ya que limita el tiempo que el cuerpo tiene para recuperarse del calor diurno.

Todo este calor tiene un costo humano directo: las muertes relacionadas con el calor en Estados Unidos se han duplicado en las últimas décadas.

Ataca a los más vulnerables

La relación entre las olas de calor más intensas y los mayores niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera es física básica. Lo novedoso es la capacidad de los científicos para demostrar cómo esos niveles más altos de dióxido de carbono pueden matarte. Un estudio reciente del Instituto Grantham del Imperial College de Londres descubrió que, durante una ola de calor de 10 días este verano en Europa, mil 500 de las 2 mil 300 muertes estimadas por calor podrían estar relacionadas con el cambio climático causado por el hombre.

El calor es una fuerza depredadora. Ataca primero a los más vulnerables, incluyendo a las personas mayores, quienes padecen enfermedades cardíacas o pulmonares, a las mujeres embarazadas y a los niños pequeños. Y, sobre todo, a los trabajadores que pasan de 8 a 10 horas diarias al aire libre.

En Estados Unidos, esto suele significar personas de color e inmigrantes. Los latinos representan un tercio de todas las muertes laborales por calor, mientras que los trabajadores agrícolas enfrentan las tasas más altas de mortalidad por lesiones y enfermedades relacionadas con el calor. En general, los trabajadores con salarios bajos sufren cinco veces más lesiones relacionadas con el calor que sus contrapartes mejor pagadas.

En la era del cambio climático, las olas de calor son cada vez más largas, más calurosas, más húmedas y más peligrosas. Un trabajador en Austin, Texas. (Tova Katzman para The New York Times)

Un puñado de Estados, como California y Colorado, han aprobado leyes para proteger a los trabajadores del calor extremo. Pero Texas no. En el 2023, el Gobernador Greg Abbott dio la aprobación final a una ley que, entre otras cosas, prohíbe a las ciudades y condados exigir descansos para que los trabajadores al aire libre beban agua. (Florida aprobó una medida similar). El razonamiento cruel, pero tácito, de la ley: los descansos obligatorios para tomar agua y sombra perjudicarían la productividad de los trabajadores y desacelerarían la economía texana.

El Gobierno estadounidense no ha actuado mejor. La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA), encargada de la seguridad laboral, lleva años trabajando en una normativa sobre el calor que exigiría numerosas protecciones para los trabajadores, como descansos a la sombra y para beber agua. Sin embargo, la normativa no se finalizó durante la Administración Biden, y es más probable que la Administración Trump cubra el jardín de la Casa Blanca con paneles solares fabricados en China que la finalice.

Así que, en gran medida, eso deja en manos de los patrones la responsabilidad de cuidar a sus trabajadores. Los trabajadores del asador en Terry Black’s BBQ reciben Gatorade, fruta y polvo electrolítico gratis. Un trabajador de la construcción me dijo que temía que lo despidieran si pedía demasiados descansos.

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Sin protecciones, muchos trabajadores se ven obligados a jugársela en el calor extremo: “Necesito el sueldo, así que trabajaré bajo el calor, mantendré la boca cerrada y apostaré a que no me matará”.

Esa estrategia no funcionó para un trabajador agrícola de 38 años llamado Sebastián Pérez, cuya familia conocí mientras cubría una brutal ola de calor en el 2021 en la región del Pacífico Noroeste de Estados Unidos. Pérez conocía los riesgos del calor extremo —su madre incluso se lo advirtió la noche antes de morir. Pero lo más probable es que también supiera que si pedía un descanso del calor, podrían despedirlo.

Los compañeros de trabajo de Pérez lo encontraron inconsciente en el campo, con su garrafón de agua medio lleno a su lado. Murió poco después.

Mientras más rápido se caliente nuestro mundo, más rápido se ampliará la brecha entre los frescos y los cocinados. Solucionar eso requerirá algo más que mejores leyes y más aire acondicionado. Será necesario reconocer que en un mundo que se calienta rápidamente, las comodidades de algunos son subsidiadas por las penurias de otros.

Mientras no abordemos eso, todos estamos fritos.

El nuevo libro de Jeff Goodell es “El Calor te Matará Primero: Vida y muerte en un planeta abrasado”. Comentarios a intelligence@nytimes.com.

©The New York Times Company 2025

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Staff NYTimes
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