La agenda de extrema derecha se populariza bajo Trump

El segundo mandato de Trump ha acogido una serie de argumentos de extrema derecha que han deleitado a muchos activistas de derecha​​​​​​.

  • 28 de agosto de 2025 a las 14:21 -
The New York Times

Por: Alan Feuer/The New York Times

Durante el primer mandato del Presidente Donald J. Trump en la Casa Blanca, extremistas de derecha como los Proud Boys salieron a las calles, fin de semana tras fin de semana, alzando la voz y los puños sobre temas como la inmigración y la represión del discurso conservador.

Pero en los primeros siete meses del segundo mandato de Trump ha habido una notable ausencia de manifestaciones de extrema derecha. Y eso, dicen algunos líderes del movimiento, se debe a que el Presidente ha adoptado su agenda.

“Cosas que hacíamos y de las que hablábamos en el 2017 que eran tabú, ya no lo son —ahora son comunes”, dijo Enrique Tarrio, presidente de los Proud Boys, quien participó en muchas de esas primeras manifestaciones de extrema derecha. “Honestamente, ¿de qué podemos quejamos hoy?”.

Ya sea desmantelando programas de diversidad, quejándose del sesgo antiblanco en museos o simplemente promoviendo un aura de nacionalismo autoritario, Trump ha acogido una serie de puntos de vista y argumentos de extrema derecha que han deleitado a muchos activistas de derecha que desde hace tiempo apoyan esas ideas.

Su Administración también ha contratado a personas con antecedentes de hacer comentarios racistas o antisemitas o que han visto con buenos ojos el ataque al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero del 2021.

Las figuras de extrema derecha se han mostrado entusiasmadas con la represión de Trump contra los inmigrantes indocumentados, elogiando no sólo las imágenes de agentes federales enmascarados allanando granjas y fábricas, sino también la ideología que ha impulsado esas medidas: la creencia de que la migración a Estados Unidos es prácticamente sinónimo de una invasión militar.

De hecho, este mes, en el octavo aniversario de la violenta manifestación de extrema derecha en Charlottesville, Virginia, donde neonazis marcharon coreando consignas contra los inmigrantes y los judíos, Augustus Sol Invictus, un abogado de Florida que ayudó a organizar el evento, se maravilló de la meticulosidad con la que la Administración Trump había adoptado una postura que antes había estado al margen del discurso político.

“Hace ocho años, si protestabas respecto a ser reemplazado por inmigrantes, eras extremista”, escribió Invictus en redes sociales. “Si hablabas de detenerlo o revertirlo, tu vida se acababa. Ahora es la política oficial de la @CasaBlanca”.

Abigail Jackson, portavoz de la Casa Blanca, defendió abiertamente a Trump. “El Presidente Trump es la voz de millones de hombres y mujeres olvidados que apoyan las políticas ampliamente populares que está implementando”, afirmó.

Milicias

Durante la Administración Biden, organizaciones de extrema derecha como los Proud Boys y los Oath Keepers se vieron gravemente perjudicadas, en gran medida por los procesos penales contra docenas de sus miembros que participaron en el ataque al Capitolio.

Los Oath Keepers, un grupo de estilo miliciano compuesto por militares y agentes del orden, tanto activos como retirados, ya casi no existen. Su fundador, Stewart Rhodes, ya no aparece en público con tanta frecuencia como antes en manifestaciones de extrema derecha o en enfrentamientos con el Gobierno.

En cuanto a Tarrio, él y sus compatriotas han abandonado en gran medida las manifestaciones en las que participaron durante años en ciudades de Estados Unidos. Hoy en día conduce podcasts y promueve una aplicación llamada “ICERAID” que paga en criptomonedas a quienes denuncian a inmigrantes indocumentados.

Un mitin de los Proud Boys en Portland, Oregon, en el 2020. El grupo de extrema derecha ya no hace eventos así. (Diana Zeyneb Alhindawi para The New York Times)

Mientras que algunos grupos de extrema derecha, como la organización fascista Frente Patriota, han continuado organizando manifestaciones públicas, los investigadores en Armed Conflict Location & Event Data, una organización sin fines de lucro que monitorea la violencia política, han encontrado muchas menos protestas de derecha este año en comparación con años anteriores.

“El auge de la extrema derecha hace una década fue una reacción violenta contra el primer Presidente negro y las ideas de progreso en materia racial y migratoria”, dijo Amy Spitalnick, del Consejo Judío de Asuntos Públicos. “Ahora, una década después, hemos visto lo contrario de esas ideas normalizado en las esferas más altas del poder”.

El primer mandato de Trump y los cuatro años de mandato interino, cuando ya no estaba en el poder, se caracterizaron por sus flirteos con la extrema derecha.

Después de que un activista neonazi atropelló a una multitud de manifestantes izquierdistas en Charlottesville en el 2017, cobrando la vida de una mujer, Trump criticó a los nacionalistas blancos que planearon la manifestación, pero también afirmó que había “gente muy buena en ambos bandos”.

Durante un debate presidencial en el 2020, hizo un llamado a los Proud Boys, diciendo al grupo extremista que “estén pendientes”. Pero poco después afirmó desconocer quiénes eran los Proud Boys.

Esta vez, Trump y su Administración parecen menos interesados en la negación.

En su primer día de regreso a la Casa Blanca, otorgó un indulto a los casi mil 600 alborotadores que participaron en el ataque al Capitolio, incluyendo quienes agredieron a la policía y fueron condenados —como Tarrio— por sedición.

También emitió dos órdenes ejecutivas: “Garantizar la protección de los Estados contra la invasión” y “Proteger al pueblo estadounidense contra la invasión”. Ambas se basaron en un lenguaje e ideas sobre los inmigrantes que evocaban las declaraciones de extremistas violentos que atacaron a hispanos en El Paso, Texas; a la comunidad negra en Buffalo, Nueva York; y a judíos en Pittsburgh, Pensilvania.

Al mismo tiempo, al confrontar sus asesores y aliados opiniones racistas o de extrema derecha en su entorno, a menudo han optado por ignorar la situación o ponerse a la defensiva.

Por ejemplo, este invierno el Departamento de Estado contrató a Darren Beattie como subsecretario interino de Diplomacia Pública y Asuntos Públicos. Beattie fue incorporado al Gobierno pese a haber sido despedido de un puesto anterior como redactor de discursos en la primera Administración Trump por participar en una conferencia a la que asistieron nacionalistas blancos.

Por primera vez en décadas, disminuye la población inmigrante en EEUU

Apenas unos meses antes de su nuevo nombramiento, Beattie seguía publicando mensajes racistas en línea. “Hombres blancos competentes deben estar al mando si queremos que las cosas funcionen”, escribió en redes sociales en octubre. “Desafortunadamente, toda nuestra ideología nacional se basa en consentir los sentimientos de las mujeres y las minorías, y en desmoralizar a los hombres blancos competentes”.

Unos días después de que Trump ganó la reelección, William Teer, líder de Texas Three Percenters, un grupo de milicia local de extrema derecha, le escribió con una oferta: su grupo quería ayudar a la Casa Blanca a llevar a cabo su plan de deportar a millones de inmigrantes.

Aunque no hay evidencia de que la Administración aceptara la propuesta, no era necesario. Funcionarios de seguridad nacional, con miles de millones de dólares provenientes del reciente proyecto de ley de Trump, están contratando nuevos agentes de inmigración y animando a los oficiales a revisar las cuentas de redes sociales de los inmigrantes que buscan ingresar al País en busca de sentimientos antiestadounidenses.

Esta última medida pareció encantar a Kevin DeAnna, uno de los primeros líderes de la extrema derecha que escribe para un sitio web nacionalista blanco bajo el nombre de James Kirkpatrick. Hace poco publicó en redes sociales un artículo que citaba a un vocero del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos, que decía, “Los beneficios de Estados Unidos no deberían otorgarse a quienes desprecian al País y promueven ideologías antiestadounidenses”.

©The New York Times Company 2025

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Staff NYTimes
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