The New York Times
Por: Cassandra Vinograd y Oleksandr Chubko/The New York Times
KIEV, Ucrania — Agazapada en una trinchera en las líneas del frente en el este de Ucrania, Olena sintió vibrar la aplicación de ovulación en su teléfono.
“Me di cuenta de que realmente necesitaba estar en casa gestando un bebé”, recordó Olena, médica de combate. Pero esa no era una opción inmediata, y su deseo de formar una familia era tan fuerte como su necesidad de prestar servicio.
Después de unos seis meses intentándolo durante sus periodos de licencia, “por fin sucedió”, dijo Olena, quien, al igual que otras mujeres entrevistadas, solicitó que sólo se usara su nombre de pila por razones de protocolo militar. Quedó embarazada, pero continuó prestando servicio.
Aunque algunos podrían pensar que combatir en una guerra estando embarazada es una locura, dijo Olena, ella lo ve “de otra manera. La guerra es la guerra, pero la vida sigue”.
Al Ejército ucraniano se le está dificultando reclutar hombres jóvenes a medida que se prolonga la guerra con Rusia, pero las mujeres —todas voluntarias— son un punto positivo. El número de mujeres prestando servicio ha crecido más del 20 por ciento, a aproximadamente 70 mil desde la invasión rusa en el 2022.
Las que se embarazan a menudo sirven en condiciones difíciles bajo bombardeos incesantes, viviendo sin calefacción en invierno, agua corriente ni sanitarios.
“Es aterrador —todos los días”, dijo Nadia, de 25 años, quien sirvió como operadora de radio en la línea del frente hasta los ocho meses y medio de embarazo. “Te despiertas preguntándote si todo está bien, si todos siguen vivos”, dijo, describiendo las explosiones nocturnas.
El embarazo, dijo, lo hizo más difícil. La clínica donde le hacían ecografías cerró, al igual que muchos hospitales. “Constantemente piensas en el bienestar de tu hijo”, dijo Nadia, quien dio a luz a un niño en febrero. “Era un estrés incesante todos los días, combinado con actividad física constante”.
Pese a las dificultades, muchas soldadas embarazadas dicen estar motivadas por el futuro de Ucrania. “Nuestros hijos son el futuro de este País”, dijo Olya, de 39 años, médica de combate en Ucrania, quien dio a luz a una niña a finales de mayo. “Tenemos que proteger a nuestros niños. Y tenemos que liberar al País para su futuro”.
Maternidad
Las mujeres también enfrentan decisiones difíciles sobre cuánto tiempo quedarse en casa con sus bebés.
Nadia dijo que tras el nacimiento de su bebé le daban 126 días de licencia remunerada si quería regresar al frente. De lo contrario, podía tomarse tres años sin goce de sueldo.
Tomó los tres años.
La Mayor Viktoria Kravchenko tiene 16 años en el Ejército y es psicóloga que ha investigado el sexismo en las fuerzas armadas. Dijo que las mujeres que se embarazan pueden enfrentar obstáculos, como comandantes que cuestionan su decisión de regresar al combate después de tener hijos o su aptitud para el servicio.
Entidades privadas están ayudando. Un grupo, Zemliachky, confecciona uniformes de maternidad para soldadas. Kvitna, una organización sin fines de lucro, ofrece atención médica femenina desde una clínica móvil.
“Había una necesidad urgente”, dijo Taras Yeftemii, ginecólogo con Kvitna.
Olya, la médica de combate, inicialmente mantuvo en secreto su embarazo por temor a que la reasignaran.
Pero cuando una hemorragia la llevó al hospital en diciembre, Olya tuvo que informar a su comandante. Los médicos le aconsejaron que tomara las cosas con calma, dijo Olya, pero que era difícil hacerlo, ya que era la única médico en su compañía.
Se irritó ante la sugerencia de que algunos pudieran cuestionar sus prioridades. “Estoy lista para asumir la responsabilidad de estar cerca de la zona de combate con mi hija”, dijo Olya. “Hago todo lo posible para protegerla”.
Aunque Olya dejó el Ejército, planea volver a alistarse dentro de un año, aproximadamente. “Este es un juego a largo plazo, así que nos necesitan”, dijo.
Eve Sampson y Nataliia Novosolova contribuyeron con reportes a este artículo.
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