Por: Annie Correal y Maria Abi-Habib/The New York Times
Ha eliminado los controles y contrapesos. Su Gobierno ha realizado arrestos masivos. Y sus legisladores acaban de reescribir la Constitución para permitirle gobernar indefinidamente, generando temores de que el hombre que una vez se autodenominó en broma el “dictador más cool del mundo” ya no esté bromeando.
Pero para muchos salvadoreños, el Presidente Nayib Bukele ha sido una bendición.
Al reprimir a las pandillas, que hace poco dieron a El Salvador la reputación de ser la capital mundial de los asesinatos, Bukele ha convertido a su País en uno de los más seguros del hemisferio. El salvadoreño promedio puede caminar por las calles sin miedo y operar negocios sin amenazas de extorsión.
Los homicidios han disminuido de varios miles al año a poco más de 100, reporta el Gobierno.
Así que cuando los legisladores del partido de Bukele abolieron los límites del mandato presidencial a finales de julio, la oposición de los salvadoreños distó mucho de ser unánime. El éxito de Bukele para restablecer la seguridad lo ha hecho enormemente popular, aún cuando sus tácticas han alarmado a grupos de derechos humanos. Pero la pregunta que parece enfrentar, dicen los expertos, es cuánto tiempo puede durar ese apoyo a medida que los problemas se agravan más allá de las pandillas.
“Quizás piense diferente si me preguntas dentro de 10 años”, dijo Cecilia Lemus, quien opera un salón de uñas en San Salvador. “Pero hoy por hoy, no tengo problema con que sea reelecto”.
"Cheque en blanco"
Bukele podría haber optado por consolidar su poder ahora por varias razones, dicen los expertos. Sus índices de aprobación están por los cielos, su economía lenta avanza, si bien recurriendo a grandes préstamos del fondo de pensiones del País. Y el Presidente Donald J. Trump está en el cargo —feliz de elogiar a Bukele tras enviarle deportados y de desestimar las preocupaciones de derechos humanos.
Un líder que resuelve una crisis importante puede “volverse tremendamente popular y la población le dará un cheque en blanco, por un tiempo”, dijo Steven Levitsky, politólogo en la Universidad de Harvard y coautor de “Cómo Mueren las Democracias”.
La reforma electoral “lo protegerá para el día en que el electorado se vuelva en su contra”, añadió.
Bukele ha criticado duramente a Nicaragua y Venezuela por medidas similares, pero el 3 de agosto defendió la reforma constitucional de El Salvador. La mayoría de los “países desarrollados permiten la reelección indefinida de su jefe de Gobierno, y nadie se inmuta”, dijo en redes sociales, comparándolo con los sistemas parlamentarios europeos, donde, de hecho, los legisladores pueden destituir a los líderes. “Pero cuando un país pequeño y pobre como El Salvador intenta hacer lo mismo, es el fin de la democracia”.
Algunos salvadoreños están empezando a pedir más a Bukele, incluyendo crecimiento económico, programas sociales y ayuda para afrontar los costos en aumento.
Bukele ha batallado para implementar cambios económicos, dicen los expertos, y no ha publicado un plan integral para lograrlo, más allá de los esfuerzos para atraer más turistas. Desde que llegó al poder en el 2019, el crecimiento de El Salvador se ha quedado rezagado con respecto al de Guatemala y Nicaragua. El crecimiento cayó del 3.5% en el 2023 al 2.6% en el 2024, y se anticipa que se estanque de nuevo este año, en 2.2%, dice el Banco Mundial. Alrededor de un tercio del País vive en la pobreza.
Los arrestos masivos de Bukele han dejado a más de 80 mil personas encarceladas. Para las familias de los jóvenes detenidos, la decisión de eliminar los límites a los mandatos fue preocupante. “Significa que ahora nunca renunciará a la Presidencia”, dijo Reyna Isabel Cornejo. Su hijo fue arrestado en la iglesia hace un año por razones desconocidas y no ha sabido nada de él desde entonces.
Reconoció que con Bukele más gente visita su restaurante de pupusas y no hay peligro en enviar pedidos a domicilio. Pero la seguridad ha tenido un alto costo, dijo.
“Ha hecho un buen trabajo”, dijo Cornejo. “Pero al mismo tiempo, detrás de las cosas buenas que está haciendo, hay mucha maldad”.
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