El conflicto sirio va a imponerse como tema candente en la cumbre del G8, el lunes y el martes en Irlanda del Norte, donde los británicos están decididos a avanzar en la lucha contra la evasión fiscal y a impulsar el comercio mundial.
En vísperas de la reunión de las grandes potencias industrializadas, Estados Unidos provocó una subida de tensión al prometer “apoyo militar” a los rebeldes tras haber acusado claramente al régimen sirio de utilizar armas químicas.
El ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, anunció de inmediato que el G8 debatirá la respuesta “fuerte, determinada y coordinada” que requiere esta crisis.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y los demás líderes occidentales podrán hablar directamente con el presidente ruso Vladimir Putin, principal respaldo de Bashar al Asad.
Defensor
Rusia ya salió ayer en defensa de Asad al estimar que las acusaciones estadounidenses “no son convincentes” y afirmó que aumentar la ayuda a los rebeldes “complicará” los esfuerzos de paz.
Siria corre el riesgo de modificar la agenda de esta reunión organizada en el lujoso complejo hotelero Lough Erne, en medio de la campiña norirlandesa.
La cumbre podría comenzar el lunes con un gesto fuerte: el lanzamiento de negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, que representan cerca del 40% de los intercambios mundiales.
Una eventual ceremonia el lunes en presencia del presidente de EUA, Barack Obama, está sin embargo condicionada a un acuerdo entre europeos, que seguía siendo incierto aunque los ministros de Comercio de los 27 buscaban un compromiso este viernes en Luxemburgo. AFP
