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Sacerdote denuncia a feligresa por acoso durante 19 años  

  • 20 mayo 2014 /

Un obispo colombiano asegura estar cansado de tanta persecusión de una feligresa que le deja sus cartas en la cesta de las ofrendas.

Bogotá, Colombia.

“Padrecito Julio, mi amorcito; por favor, perdóname… Mi intención no era hacerte sentir mal. Yo no te eché ese ácido que tú dices”.

Así comienza la última carta que alias ‘Martha’ le envío al padre Julio César Montilla, párroco de la iglesia Santa María del Cedro, ubicada en la localidad de Usaquén, tras rociarle un líquido desconocido en su cuerpo, informa El Tiempo de Bogotá.

La parroquia ha sido el último lugar a donde ‘Martha’, que es el nombre con que la mujer firma las cartas, ha llegado para perseguir al padre Montilla, tras 19 años de presunto acoso.

“El 6 de abril, día de mi cumpleaños, por cosas de la vida, me quedé solo en la parroquia. De un momento a otro, ‘Martha’ me lanzó un líquido y me asusté porque estaba de moda arrojar ácido a la gente”, contó el padre Montilla.

En las cartas que le envía y que hasta le deja en la cesta de las ofrendas, le manifiesta que la única manera de demostrarle su amor es por medio de relaciones sexuales.

Idílio de amor

Según comenta el sacerdote, la situación comenzó hace casi dos décadas, cuando era párroco en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, ubicada en el sector de Lucero Alto, en Ciudad Bolívar.

“La señora empezó a venir todos los días y llevaba a dos niños que hasta se orinaron en el templo. El acoso llegó a tal punto que cuando yo llegaba a mi casa, ella ya estaba allá esperándome”, afirmó el padre Julio César.

Después de pasar por varias parroquias, el padre Montilla llegó hace dos años a Santa María del Cedro. “Pensé que por estar tan retirado de Ciudad Bolívar, ella iba a parar, pero estaba equivocado, pues hay un bus que la deja sobre la avenida 9.ª, muy cerca de donde estoy”.

Los feligreses de Santa María del Cedro le dijeron que era muy común ver a esta mujer con ropa muy sugestiva en la primera fila de la iglesia, “hasta que un día empezó a hacer escándalo y la Policía la alejó”, como comentó Adriana Pertuz, quien asiste a misa los domingos.